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Pablo Pineda

La rebelión de los ‘peques’ en La Granada

La rebelión de los ‘peques’ en La Granada

LA GRANADA DE RIOTINTO. El éxodo rural, el fenómeno que es considerado como la principal amenaza para la subsistencia de los municipios, esa tendencia progresiva que deriva en el envejecimiento de las poblaciones, halló, el pasado fin de semana, un obstáculo, aunque efímero, trascendental en La Granada de Riotinto. En torno a setenta niños del pueblo, un grupo conformado por aquellos que habitan de forma habitual en sus acogedoras viviendas y por los que, como cada verano, retornan a su localidad natal por vacaciones, dejaron una clara evidencia de juventud en las calles de un reducido núcleo que combina los aires serranos con su integración en la Cuenca Minera de Río Tinto. La excusa, el carrusel de juegos infantiles organizado por el Servicio Deportivo Agrupado de la Mancomunidad de esta última comarca bajo el nombre ‘La Alternativa 2007’.

Diversión, deporte, convivencia, chapuzones... se expandían por cada recoveco de la pista polideportiva del pueblo, convertida en un circuito de siete pruebas en las que los benjamines, siempre con una sonrisa en la cara, mostraban sus habilidades en unas modalidades poco extendidas por la zona. Hockey, con el derribo de siete bolos que se levantaban sobre la línea de la portería como meta, carreras a lomos de balones gigantescos, lanzamientos de discos voladores o recorridos con cubos de agua, sin olvidar las múltiples actividades asociadas al paracaídas y a la cama acuática, evadieron a los más pequeños de La Granada de Riotinto del calor estival durante una horas en las que se erigieron en protagonistas, en el centro de todas las miradas.

Pero era todo lo relacionado con el agua lo que suscitaba el mayor interés de los benjamines, en especial la piscina bañada con agua y jabón, por la que cada niño se deslizaba a gran velocidad, al mismo tiempo que recibía los remojones de una manguera sostenida por algún monitor empapado por salpicones intencionados. Todos anhelaban la llegada de esa prueba, aunque sería el colofón, la guerra de globos de agua, el que dejaría los mejores momentos grabados en la retina de los asistentes, sobre todo, en la de aquellos que sufrieron la embestida de esas bombas refrescantes.

Ya se acercaba el crepúsculo cuando el grupo de monitores de esta iniciativa destinada a dinamizar la vida de los municipios de menos de cinco mil habitantes de la Cuenca Minera comenzaron a repartir cientos de globos entre los participantes. Fueron instantes de una verdadera catarsis infantil. El amplio grupo de niños emprendió un ataque indómito a todo aquel mayor que encontrara a su paso. Era la rebelión de los ‘peques’ contra sus progenitores y demás familiares, contra quienes, en muchos casos, les han separado de su tierra, del pueblo en el que dieron sus primeros pasos, con el objetivo de proveerlos de un bienestar social y económico en un lugar lejano, con mayores oportunidades de desarrollo.

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