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Pablo Pineda

El pacto con IU permite al PSOE mantener la Alcaldía de El Campillo

EL CAMPILLO. La incógnita que ha mantenido en el aire un elevado grado de incertidumbre durante las tres largas semanas que separan los comicios del pasado 27-M de la constitución de la nueva Corporación municipal de El Campillo, la identidad del futuro alcalde de la localidad minera, ya ha quedado despejada. El pacto suscrito por PSOE e IU permitirá al primero conservar el mando del Ayuntamiento, con la socialista Encarnación Palazuelo como sucesora del todavía alcalde en funciones Fernando Pineda, quien decidió no presentarse a la reelección para retirarse de la política local tras una trayectoria de 28 años. Unos hechos que se producen en el contexto de unos resultados electorales que decretaron, por vez primera en la historia del municipio desde la restauración de la democracia, la necesidad de una alianza de gobierno ante la que el candidato y único concejal de IU, Álvaro Romero, emergía como el depositario de la llave del poder del Consistorio campillero.

 

De hecho, en este sentido, la inviabilidad de un entendimiento entre andalucistas (557 votos) y socialistas (497 votos) que permitiera a la formación más votada liderar el futuro de los campilleros durante, al menos, los próximos cuatro años, ha determinado la existencia de una ronda de contactos bilaterales entre la coalición y los otros dos grupos que han obtenido representación municipal, ambos con cinco ediles. Unas negociaciones que han derivado en la decisión del izquierdista de unirse al PSOE, según manifiesta Romero, por considerarlo lo “más beneficioso” para el pueblo. Entre los argumentos con los que sustenta su postura, la “experiencia” de este partido en el poder y la ausencia de motivos que pudieran motivar divergencias con respecto a las directrices marcadas por la dirección provincial de IU, al no encontrar, en el caso campillero, ningún motivo que obstaculizara la concreción del denominado pacto de progreso.

 

Pendiente aún del cierre de los últimos flecos, los aspectos principales de la alianza pasan por la designación del próximo portavoz de IU en el Ayuntamiento de El Campillo como primer teniente alcalde, miembro de la junta de Gobierno y responsable de una concejalía aún por determinar. La consecuencia inmediata, la relegación del aspirante andalucista, Francisco Javier Cuaresma, al papel de líder de la oposición tras quedar fuera del poder pese a superar en 60 votos a la candidatura del PSOE. Algo que deja al PA al margen de otra Alcaldía en el marco de la rotunda caída experimentada por los nacionalistas, tanto en la provincia de Huelva como en el resto del territorio andaluz.

 

Incluso, en cuanto a las circunstancias concretas de El Campillo, la polémica ha planeado, en buena medida, sobre el proceso de diálogo entre los diferentes líderes de cada grupo, debido a la denuncia interpuesta por los trabajadores del Ayuntamiento ante las presuntas amenazas de despido vertidas por un miembro de la lista andalucista a través de un megáfono y de forma reiterada en la noche electoral. Unas acusaciones negadas por Cuaresma pese a la existencia de numerosos vecinos que las atestiguan. Sin embargo, Álvaro Romero aclaró que en ningún momento ha condicionado este hecho su decisión final, en la medida en que él no fue testigo directo de los acontecimientos y, por tanto, “no tenía motivos para dudar de la palabra del candidato nacionalista”. En cambio, de igual modo, anunció su reprobación de tal actitud si se corroborara su veracidad.

 

CAMBIO DE RUMBO

 

Un punto de inflexión en la división local entre ambos partidos

 

Múltiples han sido las incógnitas que han condicionado la espera desde el conocimiento de los resultados electorales hasta la definitiva configuración del equipo de Gobierno, con unos primeros instantes en los que todo apuntaba a que sería el PA el que accedería al poder, ya fuera con el apoyo o la abstención de IU. Al menos, ésta era la hipótesis que se expandía con mayor fuerza por las calles de El Campillo, alimentada, sobre todo, por el acusado enfrentamiento que ha definido las relaciones tradicionales entre las direcciones locales de PSOE e IU. Sin embargo, un cambio de las tornas ha desembocado en un acuerdo entre socialistas y coaligados que se erige como un punto de inflexión hacia el encuentro de ambas formaciones de izquierda. Así lo entiende el candidato de IU, Álvaro Romero, quien resaltó la idoneidad y la pertinencia de la apertura de una etapa de diálogo que enterrará divergencias pasadas.

 

En esta dirección, Romero valoró de forma positiva el nuevo horizonte de confluencia “real, no ficticia”, entre dos partidos próximos en términos ideológicos, progresistas, que van a gobernar juntos, al margen de la distancia existente entre quien se sitúa en el sillón de la Alcaldía y quien ocupa el lugar de la oposición. Unos términos entre los que enmarcó la posible reacción de algún sector de campilleros en contra de un pacto que deja fuera del mando del Ayuntamiento a la lista más votada. Algo que cobra mayor importancia al tratarse de un municipio que desde 1979 ha estado dirigido por equipos con el respaldo de la mayoría absoluta. No obstante, el próximo portavoz de IU en el Consistorio minero no duda a la hora de sentenciar que los resultados de la puesta en común de los esfuerzos y planteamientos de dos partidos de izquierda derivarán en un “revulsivo beneficioso para el pueblo” que, en última instancia, “obtendrá la aprobación de los ciudadanos”.

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