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Pablo Pineda

La subasta de los puestos del Mercado de Abastos elimina la equidad del precio del alquiler

La subasta de los puestos del Mercado de Abastos elimina la equidad del precio del alquiler

El concurso obvió la Ordenanza que fija en 20 euros la cuota mensual del arrendamiento · La adjudicación es por un año cuando se exigen tres de actividad para no tener que devolver subvenciones · El límite de tiempo influyó en que sólo se presentaran dos ofertas pese a la alta demanda

EL CAMPILLO. PA y PP sacaron a subasta los puestos vacíos del Mercado de Abastos en febrero pese a que una Ordenanza municipal de 2004, aún vigente, establece un precio fijo de arrendamiento de los locales de 20 euros fijos al mes (la convocatoria marcaba esa cifra como cuantía mínima, de salida). El concurso abría la puerta así a que unos autónomos paguen más que otros por el alquiler de un establecimiento de las mismas características e, incluso, a que algunos licitadores, por temor a quedarse sin un local para su negocio, pujaran por una cantidad desorbitada. Por ello, el grupo socialista manifestó su oposición, sustentada en que “los tiempos de crisis son momentos para incentivar la cultura emprendedora y el autoempleo, no para subir las tasas a las pymes”.

El contrato, por otro lado, estipulaba una duración de 12 meses cuando, para no tener que devolver las subvenciones que se conceden por la apertura de un negocio, se exige el mantenimiento de la actividad por un mínimo de tres años. El PSOE lo consideraba “injusto”. Desde el PP, la primera teniente de alcalde, Manuela Caro, tras reconocer que ese aspecto había influido de un modo determinante en que sólo dos personas presentaran ofertas (ambas, superiores a 20 euros) a pesar de la alta demanda existente, replicó que “también es injusto que haya autónomos que regenten un espacio de manera indefinida durante años, impidiendo a otros el acceso”. Los socialistas entienden que en ese supuesto, si hay más campilleros interesados en los puestos de la Plaza que establecimientos disponibles, “la solución quizás sea la ampliación de las instalaciones, no arrebatarle su empleo a los comerciantes veteranos del pueblo”.

Las propuestas de los dos emprendedores que concurrieron a la subasta contemplaban  la implantación de una floristería y la creación de una frutería. El adjudicatario de esta última, no obstante, planteó luego la posibilidad de abrir cualquier otro tipo de tienda para evitar una competencia (perjudicial para ambos) con el autónomo que montó otra en un local propio en medio del proceso. El equipo de Gobierno PA-PP, según desvela el grupo socialista, “le niega esa opción y le obliga a poner en marcha, si quiere, una frutería a sabiendas de que, con ello, condena la viabilidad de los negocios de dos pequeños empresarios.

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