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Pablo Pineda

¡El tiempo no transcurre para la novia!

¡El tiempo no transcurre para la novia!

Una veintena de jóvenes lucen en un desfile los trajes nupciales con los que se casaron unas 40 campilleras entre los años 70, 80 y 90

SEMANA DE LA MUJER. El Ayuntamiento de El Campillo organizó, en el marco de la Semana de la Mujer y en colaboración con las asociaciones Mucam, Athenea y Acamacum, el I Desfile de Trajes de Novia.

EL CAMPILLO. ¡Qué guapa sigue la novia! Como si el paso del tiempo no surtiera ningún efecto, unos 40 trajes nupciales lucidos por mujeres campilleras entre los años 70, 80 y 90 fueron desempolvados y desenterrados del baúl de los recuerdos para volver a escena. Y, como si nada, tan resplandecientes como la primera vez, desfilaron por la pasarela instalada en la Nave Municipal. Esta vez, lucidos por otras, por las jóvenes de hoy. Pero era como si fueran las mismas para las que fueron diseñados (bastaba con mirar los retratos de antaño que ilustraban cada pase), como si de un retorno al pasado de éstas se tratara, de un viaje hacia atrás, hacia esos instantes en los que todo era maravilloso, con independencia de los problemas que acuciaran.

A medida que la veintena de voluntarias modelos (algunas con un notable desparpajo pese a la inexperiencia) recorrían la alfombra roja, quienes los estrenaron en el, supuestamente, día más feliz de sus vidas se veían reflejadas a sí mismas, de nuevo, en aquel mágico instante del “¡Sí quiero!”. En especial, aquellas que contemplaban con emoción cómo eran sus hijas las que portaban el vestido con el que entregaron su amor y dedicación a quienes hoy son (o fueron) sus maridos. Muchas no podían contener las lágrimas. Eran de alegría. La iniciativa evocaba la etapa más dulce de su existencia, los momentos más deseados desde la infancia, los anhelos de felicidad que las embriagaban bajo el manto de la ilusión en los años de noviazgo.

Había de todos los tipos, desde el clásico blanco inmaculado hasta alguno de color rosa, con largos velos y sin ellos. Y hasta con aires romeros, caso del de una campillera que en los 90 cumplió el sueño de contraer matrimonio como mayordoma de la Romería de la Santa Cruz, ante todo el pueblo y tras la peregrinación a Rocalero. Una variedad que ofrecía una nítida panorámica de la evolución de la moda de novias a lo largo de las últimas décadas. Sin embargo, ninguno estaba obsoleto, al menos ésa era la sensación, a la que quizás contribuyó el hecho de que todos encajaban en las chicas como si hubieran sido confeccionados para ellas en exclusiva. De hecho, no dejaron de sonar gritos de “¡Guapa!” entre los centenares de personas que se congregaban en torno a la pasarela.

Sin duda, como no podía ser menos en una actividad organizada por el Ayuntamiento de El Campillo en el marco de la Semana de la Mujer, en la que colaboran las asociaciones locales Mucam, Athenea y Acamacum, ellas, su belleza y su fuerza, eran las protagonistas. Así lo certificaron, por si no hubiera quedado claro, los componentes de la vieja comparsa carnavalera de Los Califas, que volvieron a subirse a las tablas para cantar a esas novias de hoy y de ayer el pasodoble que, hace más de veinte años, dedicaron a la mujer campillera, la misma que, con una entereza colosal, sufría cada día con la marcha de sus esposos a la mina.

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