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Pablo Pineda

El comité de empresa de Nature Pack ve en Grace Biotech un nuevo inversor

La multinacional de origen taiwanés estudia pujar en la subasta de las naves de la factoría, que se encuentran embargadas por la Seguridad Social

CUENCA MINERA. Los trabajadores de Nature Pack empiezan a vislumbrar una luz de esperanza. El presidente del comité de empresa, Miguel Ángel Rúa (UGT), ve a la compañía Grace Biotech, multinacional de origen taiwanés con sede en Valencia dedicada a la elaboración de granza, como un posible nuevo inversor para esta fábrica de embalaje alimentario reciclable ubicada en Minas de Riotinto. Una noticia que empieza a cobrar fuerza cinco meses después de que se formalizara un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) de un año máximo de duración para toda su plantilla. Y es que Grace Biotech baraja la opción de pujar en la subasta pública de las naves de la factoría, embargadas por la Seguridad Social.

Miguel Ángel Rúa, que aseguró que los trabajadores no dejan de acudir cada día a las instalaciones de Nature Pack para velar por el estado de la maquinaria, aclaró que, aunque el ERTE esté vigente hasta finales del presente año, el personal podría incorporarse con anterioridad sin ningún tipo de problema, una vuelta al tajo que podría hacerse de forma escalonada en función de las inversiones de ese hipotético nuevo propietario. Mientras llega ese momento tan anhelado, el expediente de regulación de empleo, al menos, garantiza la entrada de ingresos en las cuentas de unas familias que habían acumulado múltiples meses de impagos en sus nóminas.

La detención de Xicola, un punto de inflexión

La fortuna empieza a sonreír o, al menos, a no dar la espalda a la sufrida plantilla de Nature Pack. La dinámica negativa en la que se hallaba inmersa desde hace años, con una caída en picado y sin frenos por un pozo que parecía no tener fondo ha dado un giro en las últimas fechas. La posible llegada de un nuevo inversor coincide con la reciente detención de Josep Xicola, el propietario ‘pirata’ de Fincas Corral que adquirió la fábrica en octubre de 2008 por la irrisoria cantidad de un euro. Los Mossos d’Escuadra de Cataluña lo apresaban el pasado 30 de abril en Barcelona acusado de delitos de estafa, asociación ilícita e insolvencia punible. Su modus operandi siempre era el mismo: compraba sociedades inmersas en una profunda crisis.

El empresario catalán, que ha basado su ‘éxito’ en la especulación, vanagloriándose de  reflotar empresas en quiebra, accedió a hacerse con Nature Pack a cambio de un pequeño porcentaje de su valor. La plantilla no pudo impedir esta operación, siempre sospechosa, pues la entidad riotinteña atravesaba una situación insostenible como consecuencia de la descapitalización llevada a cabo por su principal accionista, Cajasol, y el fiasco que supuso la gestión de los anteriores propietarios, Green Inversores. En este contexto, Xicola logró camuflarse, en un principio, bajo el paraguas de la compañía italiana Emcorr y asumió el compromiso de poner la fábrica en manos de los trabajadores si no era capaz de salvarla en cuestión de meses.

Josep Xicola no cumplió ninguna de sus promesas. A los tres meses de su aterrizaje en la Cuenca Minera, los operarios se manifestaban a las puertas de la gerencia de la empresa en Barcelona para exigir el cumplimiento de los acuerdos, en especial, el pago de las nóminas desde que se hizo cargo de la firma. En lugar de reflotar Nature Pack, como señala el presidente del comité de empresa, el ugetista Miguel Ángel Rúa, la hundió hasta límites insospechados. Perdió la cartera de clientes y pedidos y abandonó a los trabajadores a su suerte. “Nos llegaron a cortar la luz y por aquí no aparecía nadie”, lamentó Rúa.

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