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Pablo Pineda

El Candil Minero alumbra a El Campillo con su luz flamenca

El Candil Minero alumbra a El Campillo con su luz flamenca

La Peña salvocheana celebra el I Aniversario de su reactivación con una gala del circuito de la Federación Onubense El Fandango · La voz de Alfonso Corbi, el baile de María José Jerónimo y el toque de Daniel Vélez brillan en el Teatro Atalaya

EL CAMPILLO. El Candil Minero alumbra a El Campillo con la luz de su flamenco. La Peña salvocheana celebró el pasado sábado el primer aniversario de su reactivación, del punto y final que supuso una fecha, la del 21 de octubre de 2011, a las dos décadas de silencio de la que hoy sería una de las entidades decanas de la provincia (y que ya, todavía sin sede oficial, reluce, merced a sus 165 socios, como una de las más numerosas de la provincia). Lo hizo con una gala integrada en el cartel del circuito de la Federación Onubense El Fandango, el mismo que esta temporada homenajea al cantaor, guitarrista y flamencólogo calañés Gonzalo Clavero. Bajo la alocución, sabia y desenfadada, del presidente de la coalición que aglutina a las 26 asociaciones de toda Huelva vinculadas a este arte catalogado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, Manuel López, la cita era con la voz de Alfonso Corbi, el baile de María José Jerónimo y el toque de Daniel Vélez.

La velada estaba servida. Sólo quedaba saborear el jugo de ese flamenco, de ese duende que sobrevolaba sobre las tablas del Teatro Municipal Atalaya ante la expectante mirada de unas 80 personas en el patio de butacas. Corbi, el ganador de la primera edición del concurso de fandangos de Canal Sur ‘Se busca talento’, con toda una carrera por delante, con una proyección que no cesa en su trayectoria ascendente, abría el telón por malagueñas, el palo mecido en la localidad de Álora por Juan Reyes El Canario. Luego irrumpió en la escena la puntaumbrieña María José Jerónimo. La artista y también profesora de academia, que este verano puso en liza el espectáculo Kairos (amor), conquistó al público desde el primer instante, lo encandiló con su interpretación de las alegrías gaditanas, con las emociones que era capaz de expresar con su cuerpo, con su movimiento. Tangos, bamberas, bulerías... y, cómo no, la seña de identidad de Huelva, el fandango, se sucedieron para deleite de El Campillo flamenco.

 

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