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Pablo Pineda

El periodista, esclavo de la inmediatez

La existencia de un periodismo multimedia y, en consecuencia, de periodistas encargados de llevarlo a cabo, ofrece al ciudadano, que es un consumidor potencial de información, la posibilidad de recibir información al instante. Una persona puede enterarse de un acontecimiento acaecido a miles de kilómetros de distancia del lugar en el que se encuentra prácticamente en el mismo momento en el que se está produciendo gracias a las nuevas tecnologías de la información. El ciudadano de a pie no sólo se informa ya de los acontecimientos a través de la radio y la televisión, que en su momento supusieron un importante avance con respecto a la prensa escrita en lo que a inmediatez se refiere, sino también a través de las ediciones digitales de los medios de comunicación de masas, que se actualizan de manera constante, o a través de mensajes sms recibidos en sus teléfonos móviles.

Sin duda alguna, todo esto supone un gigantesco salto para el mundo del periodismo, pero no deja de estar libre de inconvenientes. Si bien para el ciudadano insertado en la actual Sociedad de la Informaciónen la que vivimos el periodismo multimedia es la utopía de la información instantánea hecha realidad, para el periodista no es más que un agente esclavizador que le oprime despojándole de su libertad. La precariedad laboral del periodista se ve acrecentada en gran medida por el periodismo multimedia. Excluyendo algunos medios poderosos como El Mundoel resto sólo podrá subirse al tren de las ediciones digitales, algo fundamental para no quedar condenado a la obsolescencia, a través de una mayor explotación de sus periodistas. Así, podría darse el caso de que un mismo periodista deba trabajar para la televisión, la radio, la prensa escrita y la edición digital de un grupo de comunicación por el mismo salario que si sólo cumpliera una de esas tareas.

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