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Pablo Pineda

La condena de la pésima imagen

Un Campillo CF sin ideas y preso de sus errores cae por un contundente 4-1 frente a un Calañas que se consolida en la zona alta casi sin despeinarse

EL CAMPILLO. La esperada derrota en el feudo de uno de los favoritos del grupo segundo de Primera Provincial, el Calañas, deja al Campillo, un año más, al borde de la mediocridad en una tabla en la que se difuminan ya, de un modo serio, pese a que aún queda pendiente de disputarse la mitad del campeonato liguero, las aspiraciones de ascenso, de retorno a Regional Preferente. El contundente 4-1 de un equipo andevaleño que, además, cosechó una goleada a favor sin apenas despeinarse desecha las ilusiones de un cuadro minero condenado por su propia pésima imagen, su escasez de ideas y los continuos errores. Tres victorias y dos empates en diez encuentros emerge, en este sentido, como un bagaje pobre cuando la meta es rondar los puestos más altos de la clasificación.

Sólo Dani Rachón brilló con intermitencia en el contexto de un equipo apagado, incapaz de materializar en control su inicial buena disposición en el reducido campo calañés. Suya fue la única ocasión de los mineros en toda la primera mitad, tras un disparo lejano y colocado que acarició la cepa del poste ante un meta impasible, batido, que nada hubiera podido hacer para evitar el tanto del joven ariete campillero. Todo, cuando aún el marcador conservaba el cero a cero inicial. Sería una chispa esporádica de luz en el marco de una derrota anunciada por el incomprensible fallo, en el primer minuto de juego, de un atacante andevaleño, que, dentro del área y solo ante el cancerbero Manuel David, después de escabullirse entre una zaga desconcentrada, tiró el cuero alto.

Minutos después, el 1-0 abrió el camino a un Calañas que, después de un penalti y un nuevo fallo defensivo, endosó el segundo y el tercero a los pupilos de un ausente Antonio López Espinosa para sentenciar el choque antes del descanso. Las bajas de Coqui y Canario en la medular, ocupada por los reconvertidos Pedro y el incombustible José María, que habían dejado sus puestos en la zaga a Dani Pinilla y Basilio, dificultaban aún más la reacción tras la reanudación. Tres cuartos de hora que pasaron bajo la desesperación de una escuadra campillera incapaz de generar acciones de peligro, las mismas que se sucedían una y otra vez en las inmediaciones del área defendida por Manuel David. La anotación del 4-0, no ampliado más por la fortuna que por los aciertos de los visitantes, estableció un resultado que maquilló Samuel en los últimos instantes con un gol infértil.

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