La enzapatá propicia el reencuentro con la Santa Cruz
La apertura de la Ermita abre la romería en un fin de semana marcado por el emotivo pregón de Carmen Dorado y la actuación flamenca de José Luis Diéguez
EL CAMPILLO. Ya se respira ambiente de romería en las calles de El Campillo. Centenares de vecinos se reencontraban ayer con la Santa Cruz en la tradicional ‘enzapatá’ y la copa de vino con la que, tras la misa oficiada por el párroco Mateo Pozo Castellanos, la Hermandad procedía a la apertura oficial de la Ermita. Todo está listo ya, por tanto, para los momentos álgidos de la fiesta con mayor arraigo entre el pueblo campillero: las peregrinaciones a la finca municipal El Cura del primer fin de semana de mayo.
Son días de esplendor, de devoción, de retorno de quienes tuvieron que emigrar y de recuerdo de los que ya no están. Son fechas señaladas con letras de oro en el calendario de los campilleros, que, cuando se asoma mayo, ya sólo piensan en su romería. Sus mentes sólo tienen espacio para el camino en busca del romero que entregarán, en señal de ofrenda, a su Santa Cruz en la noche de próximo sábado, así como en la nueva travesía del domingo, ya en compañía del simpecado. Para esos instantes se han preparado los habitantes del núcleo minero durante este fin de semana, prólogo de los días grandes de la Romería de la Santa Cruz.
El pistoletazo de salida lo dio el sábado el emotivo pregón de Carmen Dorado, que, a través de su poesía, emocionó al público que abarrotaba la nave municipal. Con su excelsa retórica, esta riotinteña mostró el amor que profesa a El Campillo, al que considera su pueblo, su tierra, pese a no haber nacido en él. Y es que, como se desprende de los versos de Antonio Machado en Campos de Castilla, toda persona es, más que de donde nace, del lugar en el que pace.
Pero aún quedaba más. Tras la alocución de la que este año también será mayordoma, junto a su marido Ángel Gadea, llegó la actuación estelar del joven cantaor local José Luis Diéguez, quien, merced a la majestuosidad de su voz, levantó de sus sillas en más de una ocasión a la totalidad de los asistentes para consagrarse como firme promesa del flamenco. Ello, en una gala de alto nivel en la que también tomó parte el prestigioso grupo sevillano Amigos de Gines.
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