Mario Garrido Cabeza, cantaor flamenco ganador de El Candil Minero de El Campillo
Entra en liza el fandango, soberano, y los duendes flamencos se dispersan, entusiasmados, perdiendo la cabeza, ya que es su palo del flamenco preferido y que en Huelva lo canta como nadie el gran cantaor Mario Garrido.
HUELVA. Ésta es la pequeña, emotiva y necesaria biografía de Mario Garrido, una de las mejores voces onubenses actuales del flamenco que, en su día, se alzó con El Candil Minero de El Campillo.
Las peripecias de su vida comienzan en la onubense Avenida San Antonio, calle Campofrío número 6 el día 18 de noviembre de 1946, en el seno de la familia compuesta por su padre, Ignacio Garrido Rodríguez, empleado en la Fábrica de Hielo de los armadores Los Gabrieles, sita en la simpática barriada del Molino de la Vega, y Carmen Cabeza Rodríguez, su madre.
Aunque él cantaba de niño, sus primeros momentos artísticos los vivió cuando tenía nueve años, en la religiosa atmósfera flamenca de la Academia José Antonio de la Obra Sindical de Educación y Descanso, en la calle Gravina, frente al legendario teatro Mora. Al toque estaba el mítico Rafael Rofa con el que se compenetró con tal perfección en el fandango que cantó que recibió de premio veinticinco pesetas y una pluma estilográfica. Presenció aquel triunfo el gran cantaor Paco Cerrejón.
Ingresa en el Instituto para estudiar el Bachillerato y los estudios no le gustaban ni mucho ni poco, sino nada. Eso sí, no rehusaba las invitaciones especiales que recibía de los profesores para entonarse por fandanguillo a las que seguía el regalo de turno.
A los once años, un día se acercó a llevar unos zapatos a arreglar a un taller de zapatería que se situaba en la calle La Fuente, frente a Intendencia. Allí le gustaba quedarse un rato. En un momento dado, el maestro remendón le preguntó: “¿A ti te gusta mi oficio?”. Y como el niño respondiese que sí, lo metió para que le ayudase a llevar los encargos arreglados y a aprender a reparar calzado.
Así, le decía: “Tienes que llevar estos zapatos a tal sitio”. Y como el destinatario de los mismos viviera en el barrio de San Sebastián o en sus cercanías, se desplazaba, solo o en unión de otros niños aficionados, hasta el Bar San Sebastián o el Bodegón del Litri para escuchar a Pepe Sanz, Paco Cerrejón y otros cantaores de postín. En este sentido, su formación flamenca inicial la consiguió en las tabernas del mencionado barrio. Debemos añadir que, más tarde, se dedicó plenamente a la pintura, ejerciendo durante su trayectoria profesional como pintor decorador. Ya, rozando los veinte años de edad, se acercaba a lugares donde reinaban las musas flamencas como La Jangarilla, el Quitasueños y Casa Cambra, ambos establecimientos sitos en la Pescadería; El Frenazo, en Cardeñas; la Venta Álvarez y un interminable etcétera.
De aquella época de niño y adolescente, Mario Garrido conserva en la memoria las frecuentes visitas que realizaba, acompañado de amigos, algunos de los cuales especialmente dotados para el flamenco, al Huerto del Pelao. Allí se cantaba de lo lindo, siendo testigo Peguerito y se degustaban las ricas lechugas.
Después pasan los años vertiginosamente cantando en concursos organizados aquí y allí y, en 1972, se encuentra con Elías, un buen aficionado al cante e hijo del dueño de una tienda de ultramarinos que se alineaba en la Plaza de San Pedro, que le dice:
- “Mario, vente a una reunión que vamos a formar una Peña Flamenca”. Y como no le gustaban las reuniones, desdeñó ser cofundador de la citada Peña. Seis meses más tarde, se hizo socio de la prestigiosa Peña con la que ha ido aprendiendo muchos de los secretos que encierra el arcano del Flamenco. Así, cuando terminaban de cantar, se entonaban los cantaores aficionados.
Podemos afirmar que con su entrada en la Peña se le abrió un mundo de enormes posibilidades, ya que al poco tiempo (1973) formaba parte de su plantel de cantaores y perteneciendo a su elenco ha visitado la mayoría de las Peñas flamencas de Andalucía, ha actuado en Madrid, Barcelona y en otras capitales y ha pisado los escenarios de teatros de la categoría del Lope de Vega…
En sus diversos viajes al extranjero llevó con él las raíces del cante de su tierra. Así, quedaron enredados en la emoción del fandango diversos públicos italianos hasta el punto de tener la gran satisfacción de cantarle al Papa en su residencia de Castelgandolfo, en 1978. En Segni, pequeña localidad italiana, interpretó una misa flamenca que emocionó a todos. Ante Mario Andreotti… También cantó ante diversos públicos británicos.
Con la Peña de la Avenida de Andalucía ha participado en la grabación de los tres discos que hasta la fecha ha editado. Cantando “p’ atrás”, y siendo Huelva bailaora gracias a los desvelos de la Peña Flamenca de Huelva que contrató a Matilde Coral y su marido Rafael ‘El Negro’ y, más tarde, Manolo Marín y Milagros Mengibar que tan buena enseñanza supieron dar durante años a sus alumnos, Mario Garrido ha tenido experiencia profesional con bailaoras de tanto prestigio como Cinta Barbadilla, Rocío López…
La voz de Mario Garrido es recia y limpia, ’afillá’, cante de gran potencia, utilizando lo que hay que utilizar: garganta, pulmones y estómago, dándole a cada uno de los cantes, que él hace grande, todo el sentimiento de su alma que se irradia a las de los oyentes pellizcándoles sus fibras más sensibles. Así, cuando escuchemos a Mario Garrido debemos prestar la máxima atención para darnos cuenta de cómo todo está cuidado hasta en el más mínimo detalle.
Estas cualidades lo han llevado a conseguir entre otros segundos y terceros premios, los siguientes primeros: Solera Flamenca, en Bollullos Par del Condado; Vendimia, en Almonte; La Espiga de Oro, en Trigueros; Ciudad de Aracena, en la citada localidad serrana; La Bolera, en Cartaya; El Candil Minero, en El Campillo...
En 2007 recibió un Premio Nacional de Fandangos y Malagueñas en Jumilla (Murcia), como premio a la pureza cantaora y dominio de ambos palos y ante la formidable colección de malagueñas de aquéllas que se cantaban cuando se sabía cantar este palo tan bello.
También ha sido finalista dos veces en el Concurso de la Federación de Peñas Flamencas de Huelva y provincia; en el segundo Circuito flamenco organizado por las Peñas Flamencas de Andalucía. Se haría interminable el entrar en detalles en otros concursos en los que ha participado. Dejémoslo, pues, en este punto.
El excelente cartel profesional que ostenta Mario Garrido ha hecho que sea requerido para participar en eventos como el Festival del Cante Jondo de Moguer, donde actuó con Carmen Linares, Manuel Agujeta, Esperanza Fernández, Rancapino… en un homenaje al maestro del cante de Puente Genil, Fosforito. También ha intervenido varias veces en la Bienal de Sevilla y en la Feria Mundial del Flamenco.
Una experiencia muy positiva para él fue su participación en el Festival Cante de las Minas desarrollado en La Unión (Cartagena), de tanto prestigio a nivel nacional.
En su currículum vítae se inserta que ha grabado en la Antología de los Cantes de Huelva, ha intervenido en espacios televisivos como los titulados La Buena Música, La Puerta del Cante, Por las Rutas del Flamenco, Raíces, El Perro Verde, Vagamundo, Tal como Somos, Senderos de Gloria, Juan y Medio, etc.
En 2009 grabó en solitario, en Disco Rocío de Almonte, Casa discográfica regentada por Manuel Requiebros, un CD titulado Antología de los Cantes de Huelva. 20 estilos.
Dejemos mención que a Mario Garrido le ha tocado guitarristas de la categoría de Antonio Sousa, José María de Lepe, Antonio Dobao, Juan Carlos Romero, Manolo Azuaga y su padre, El Niño de Azuaga; José Luis Rodríguez, Quique Paredes, El Niño Miguel, los Rofa, padre e hijo; Rafael Jurado, Manolo Sierra…
En la actualidad imparte clases a las nuevas generaciones de aficionados en la Academia de la Peña Flamenca de Huelva los viernes, de 6 a 9 de la noche. Estas 3 horas se desglosan de la forma siguiente: Hora y media dedicada a los cantes de Huelva y su provincia y hora y media al resto de los palos del flamenco, valorando sus alumnos en alto grado sus grandes conocimientos del cante.
Como intérprete, durante la Semana Santa de ese canto evocador a los pasos de la Virgen y del Cristo llamado saeta, ha obtenido varios premios, ha realizado Exaltaciones e, incluso, ha sido finalista de Saetas en Sevilla. En este sentido, le ha cantado a casi todas las Hermandades de Huelva, pero a él se le humedecen los ojos de lágrimas cuando le canta al Señor Cautivo, en las inmediaciones del Asilo de Ancianos y cuando le dice al Nazareno en la calle Marina.
Para finalizar con algunos de sus méritos, añadamos que ha intervenido en diversas óperas flamencas y en teatro flamenco como ‘Paloma Flamenca’, ‘Horizonte’, ‘Navidad con Amor’, ‘Navidad Flamenca’ o ‘Y después América’, un pueblo que canta su propia historia dicho por fandangos.
Y éste es el breve bosquejo biográfico de Mario Garrido, un excelente cantaor que se puede tutear con los que forman parte del Estado Mayor Flamenco de Huelva.
Historia Menuda / Huelva Información
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