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Pablo Pineda

El pueblo habla... y reivindica la toma de la calle

El pueblo habla... y reivindica la toma de la calle

La fiesta de la libertad resiste en El Campillo con cinco agrupaciones · Los Perendengues cumplen 31 años sobre un escenario que toma aire con los pequeños de ‘Con ciencia de carnaval’ · El mal tiempo no impide que los disfraces inunden las calles y la nave municipal

EL CAMPILLO. La fiesta de la libertad resiste en El Campillo. Cinco agrupaciones se han subido al escenario del Teatro Municipal Atalaya en los recién concluidos carnavales. Cuatro chirigotas y una comparsa se han erigido así, como siempre, en portavoces del pueblo y han hablado, han emitido su veredicto y han puesto, al compás del tres por cuatro, notas de sátira, ironía y humor a lo acontecido a lo largo del año, con las ineludibles caricaturas del paisaje y el paisanaje. Son menos (cinco frente a las seis de 2013 y 2012 o las ocho de 2011), pero con fuerza, la de la experiencia, encarnada en la Peña Los Perendengues y sus 31 apariciones sobre las tablas, y la de la garantía del relevo que supone la savia fresca que aportan los pequeños de Con ciencia de carnaval en su tercera irrupción en las carnestolendas mineras.

Los Perendengues, chirigoteros incansables que en el año anterior, con Viajes Bien Dao, recuperaban el tipo de turistas con el que cortaban la cinta del carnaval campillero en 1984, han puesto en liza en esta ocasión el jolgorio y la alegría de una muy peculiar boda gitana, la de To er mundo de borrachera y las cabras encerrás, nombre con el que han hecho un llamamiento directo a la rebeldía y al compromiso social contra lo que ocurre en el país. Un mensaje que se ha repetido, ya en el género serio, en la también veterana comparsa de la Peña Los Diablos (que acumulan 26 presencias ininterrumpidas sobre el escenario), que, bajo la máscara de Los dictadores y la riqueza de sus voces, han emitido un canto a la libertad y al levantamiento del pueblo contra un sistema opresor que, con la apariencia de democracia, según insisten, no viene a ser más que “un collar distinto, el mismo perro”.

Los Esponjas, por su parte, habituales de las tablas salvocheanas desde 1993, han diseñado este año, desde su condición de modistos acompañados por su inseparable maniquí, Una puntá en el ojal. Con ello aumentaban su currículo en una modalidad de chirigota a la que volvían en 2013 con la rehala de Este año hacemos el CANelo tras su paso por el cuarteto en 2012 con la consulta médica de ¿Hay número pa hoy? El género del humor continuaba con las féminas juveniles de Las Grillas Estripá, que, en su quinto aniversario, se han reivindicado a sí mismas, su papel, su participación y su amor a su pueblo con Como mi canto ninguno después de propuestas tan dinámicas como Comuna cabra (locas) o Un carnaval embarazoso (clases de premamá). Junto a ellos, los científicos infantiles de Con ciencia de carnaval (en 2013, los mandos de televisión de Los esclavos del gordo), quienes, con sus inventos, han encendido la chispa de la sensibilización para que el carnaval nunca se agote.

Las constantes entre las letrillas, la ruptura parcial del pacto de Gobierno entre PA y PP, la ordenación del tráfico en el casco urbano, el cómico accidente que en verano se llevó por delante un trozo de valla del colegio, el operativo montado por la Guardia Civil contra la droga que acabó con detenciones en la vecina Nerva, la fallida saeta en una procesión de Semana Santa, los regalos de la Cabalgata de Reyes Magos o las carencias del alumbrado, entre otras. Unos temas a los que se sumaban pinceladas sobre la ansiada apertura de la mina (cada vez más difuminada en los repertorios, tal vez por la falta de confianza en su llegada) o la denuncia interpuesta por el alcalde, el andalucista Francisco Javier Cuaresma, a miembros de las Juventudes Socialistas salvocheanas por colocar la bandera republicana en el balcón del Ayuntamiento el 14 de abril, objeto de un pasodoble durante el que también se desplegó la tricolor en el gallinero.

Estos fueron los ejes de una partitura que, acto seguido, tras los tres pases de actuaciones en el Teatro Municipal Atalaya, bajo el reinado de Alba Rubio Fernández y su corte de damas y el pregón de María José Bermejo, sin olvidar la colaboración de la comparsa riotinteña La hora bruja (femenina), el miércoles; y de la nervense Los Remendaos (masculina), el jueves, dio paso a la toma de la calle. El mal tiempo, la niebla y la lluvia, no evitó que el pueblo se llenara del colorido de un amplio elenco de disfraces en un desfile que, si bien no tuvo más remedio que acortarse, recorrió las arterias principales del municipio para concentrarse después en la nave municipal y alargarse hasta altas horas de la madrugada. Con el alba, El Campillo retornaba a la Cuaresma.

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