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Pablo Pineda

Convencer

“He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro”. Lo dijo José Saramago. Quizás tuviera razón. Quizás sea mejor optar por el silencio, abandonar la insistente retórica, aun cuando se piensa -se está seguro- que se está en posesión de la verdad, porque tal vez no se sea el propietario de la misma, o, al menos, del cien por cien de su capital. Quizás sea mejor no hacerlo, desistir, callar, renunciar a la memoria -esa misma que quieren borrar- y, con ello, por ende, a la dignidad, andar perdido, para que sea cada individuo, o cada colectivo, el dueño de su error -o de su acierto-, para que no sean otros los que teledirijan o vivan por uno mismo.

Sí, quizás sea mejor el silencio, aunque ello nos lleve, nos aboque, al destierro de la incomprensión, a la impotencia de la derrota, a que nuestras alas, agrandadas por los más nobles sueños cumplidos, mas rotas por la desesperanza, nos impidan hasta caminar, al hastío, a la soledad. Sí, tal vez sea mejor no hacerlo en unos tiempos en los que los argumentos, los datos, la palabra dada, los hechos, no importan, en los que la mentira, y también el odio -si es que la una no implica, necesariamente, lo otro-, se extiende como la pólvora, como un manto negro que anula la conciencia, que convierte, he ahí su poder, a la víctima, santa inocente, en el más fiel seguidor de su verdugo.

Nada sirve, nada puede servir, ante tal apatía, ante tal sobrada fuerza bruta que alimenta los más bajos instintos de una sociedad, de una parte de ella, que, en su vulnerabilidad, cabreada, agoniza, muere -porque vivir es otra cosa-, en una guerra permanente con el mundo, y quién sabe si hasta consigo misma, que está condenada a perder. Nada sirve, nada puede servir, ante quienes, como apuntaba Unamuno, tienen la capacidad de vencer sin convencer, sin persuadir, ante una derecha -y una extrema derecha- embustera que, sin el más mínimo pudor, y de manera impune, igual hoy como ayer, no duda en engañar al pueblo para ganar su voto -o su abstención- y luego olvidarlo o, si me apuras, arrodillarlo.

Nada sirve, nada, cuando todo vale. Nada puede servir cuando al PP de Feijóo -como a los otros- le basta con sacar a pasear, de un modo miserable, en cualquier contexto, el nombre de la banda terrorista ETA como si ésta fuera un estigma para el PSOE, como si ningún socialista hubiera muerto asesinado, como si no fuera hace doce años cuando desapareció, acorralada, bajo el Gobierno, sí, de Zapatero, como si no fuera el expresidente Aznar quien la rebautizó como Movimiento Vasco de Liberación a la vez que acercaba al País Vasco a más presos que nadie. Sí, le basta con asociar a Pedro Sánchez con Bildu, obviando que la asunción de las urnas por parte de la izquierda abertzale como vía única hacia sus fines sólo puede ser interpretada como una victoria, otra más -qué orgulloso estaría hoy Ernest Lluch-, de la democracia -que la extrema derecha crezca a través de ellas, en cambio, evoca la figura del caballo de Troya-.

Sí, con tan poco tapan los verdaderos intereses a los que representan, por no citar a aquellos con quienes se embarcan. Sí, con tan poco ocultan que no tienen otro proyecto para España, por mucho que manoseen la bandera y se la apropien, nos la roben, para pisotear su diversidad -y la convivencia- y alardear de un patriotismo falaz y soez, que derogar -ese verbo que tanto promulgan, cuando la belleza reposa en el construir- nuestras mayores conquistas como sociedad, nuestro patrimonio, nuestra patria, los derechos que hoy disfrutamos -y no protegemos lo suficiente-, los avances hacia la igualdad, esos que nunca quisieron, los de ahora y los de antes, para restablecer privilegios, los suyos.

Sí, con tan poco contrarrestan cada medida, cada mano tendida a la ciudadanía, en medio de una pandemia, primero, que paró -y confinó- el mundo y una guerra a las puertas de Europa, después, que a la tragedia humana suman las consecuencias económicas. Sí, con tan poco neutralizan, como si se disiparan, el salvavidas de los ERTE en aquellos momentos tan duros, la reforma laboral que ha disparado la contratación indefinida, la estabilidad, frente a la precariedad y el despido libre, las subidas, sin precedentes, de las pensiones y del salario mínimo interprofesional, la decencia del mínimo vital, el éxito de la excepción ibérica para abaratar el coste de la luz, la histórica ampliación de las becas y la reducción de las tasas universitarias, la bonificación del transporte público, la valentía y la justicia de los impuestos temporales a la banca, las energéticas y las grandes fortunas, la rebaja del IVA de los alimentos básicos o los descuentos en el combustible para aliviar los efectos de la inflación...

Y la lista sigue, interminable, y toda, al completo, aunque lo nieguen, se ha desarrollado con el voto en contra del PP, con su ruido irresponsable, inmoral, y para demostrar -y desmontar tópicos- que la economía puede recuperarse, crecer, sin austericidios, sin dejar a nadie atrás. Pero, al parecer, nada se puede hacer, tan sólo convencer, persuadir, sin descanso, por tierra, mar y aire, hasta el domingo. Sí, porque no podemos aprender a no intentarlo, no, nosotros, los que queremos un mundo mejor, más igualitario, los que creemos en ello, no, porque quizás seamos su última esperanza. Y porque si bien no tenemos su fuerza bruta sí nos asiste la razón.

 

 

 

Pablo Pineda Ortega

Secretario de Memoria Democrática

PSOE de Huelva

La primera piedra

La primera piedra, la que nadie puede tirar, pues nadie está libre de pecado en un PSOE que, como Ulises, encantado por la música de las sirenas del capitalismo, atrapado por sus vientos, en apariencia favorables, pero traicioneros, inmerso en la vanidad de su ego, ha desdeñado a sus propias siglas; la que hay que rescatar de las ruinas de ese abandono de los principios y la consecuente debacle, de la incapacidad de asumir culpas que se empeña en proyectar sobre el mundo -o sobre otros candidatos- cuando son propias -y colectivas-… La primera piedra, la que encarna la apertura de las Casas del Pueblo para el debate, para la formación, para el análisis de lo local y de lo global y el hallazgo de soluciones -y no sólo para la irrelevancia de una huérfana pegada de carteles-; la del origen, para volver a colocarla, para comenzar, a partir de ella, la reconstrucción del proyecto socialista, el de siempre, el que no toma ninguna decisión trascendental, como son las políticas de pactos o el diseño de los programas, si no es el resultado de la participación directa de la militancia, de las bases -y no sólo de una elite iluminada por la gracia de sí misma-… Ésa es la primera piedra, sólo la primera, que ha de quedar implantada, sobre las cenizas del 1 de octubre, este domingo 21 de mayo.

El proceso de primarias, en este sentido, es decisivo. Aun definido -sin excepción alguna- no por presunciones de inocencia, sino de culpabilidad, ha de conducir, de manera inexorable, hacia la recuperación de esa esencia, hacia el enaltecimiento definitivo del significado del puño y la rosa como desenlace de la, con toda probabilidad, mayor crisis existencial del socialismo. Lo contrario, la ausencia de esa redención, lejos de al amor, abocaría a la muerte, porque ésa es la recia raíz -y, como tal, irrenunciable- de la que germinó, vigorosa, la rosa, hasta que lo institucional, la perversión del poder y la autocomplacencia de conquistas enormes, pero pretéritas, ha solapado lo orgánico y ha difuminado esa realidad hasta confundir a sus propios dirigentes, que ya no distinguen entre lo uno y lo otro. He ahí la magnitud de la cuestión, el ser o no ser, que se dirime sobre un tablero que supera los límites internos de un partido para abarcar a la sociedad, tan necesitada de la fuerza y capacidad transformadora de aquel PSOE en comunión con las clases trabajadoras, de la lucha conjunta, de esa complicidad histórica que siempre hizo que lo primero y lo segundo fueran lo mismo.

El mal, la concatenación de desastres, de derrotas -lo son, incluso, allí donde aún se deja a la sombra vencida, pues se estrechan distancias otrora siderales-, no radica en el fácil y vacío reduccionismo de rostros y nombres -con otros los resultados no habrían sido muy distintos-, y sí en la ruptura unilateral del nexo de unión con la mayoría social, de aquella alianza que situaba al PSOE, desde sus albores, como escudo y punta de lanza entre los poderosos y los débiles. Hay que buscarlo en el aislamiento, en el acomodamiento en los logros de ayer como justificación ante la incoherencia de hoy, en el uso nostálgico de tiempos románticos como discurso único, como si la quietud de su simple evocación bastara para ganar el mañana. Ahí, pues ahí es donde reside la razón del progresivo éxodo de votantes, todavía inacabado, en la mera lamentación -sin autocrítica ni, por tanto, atisbo de propósito de enmienda- por la irrupción de otras fuerzas que si han emergido es porque se ha dejado libre el espacio, en la pérdida -por renuncia propia- del liderazgo, al desnudo por la mirada de recelo al movimiento de indignación que surgía aquel 15-M de 2011, en cuyas plazas se le esperaba y, agazapado, para que no le chillaran -y, por ende, tampoco poder hablar-, no estuvo.

Solo cuando esté, cuando hile para "coser", no el partido, sino la fragmentación de la izquierda, cuando se acerque a ella, cuando en la terrible dicotomía en la que ésta se debate (y se abate) ponga la otra mejilla y le tienda, sincera, la mano, por numerosos y virulentos, por dolorosos, que puedan resultar los golpes de aquellos con los que se comparte viaje, ya sean de siglas ajenas o de las propias, por puentes que se derrumben, porque jamás el árbol hipócrita del odio ha de apartar del bosque, de la grandeza de esa causa común de la igualdad… Sólo entonces, sólo cuando el PSOE, como promulgaba Félix Lunar, no sepa "distinguir satisfactoriamente la fundamental línea divisoria entre los campos socialista, republicano, sindicalista, comunista y anarquista" y, como él, allá donde encuentre un grupo de hombres "peleando contra los curas y los ricos" se sume a ellos, sólo cuando eso ocurra otra vez, se volverá a percibir en su voz el timbre inconfundible -e indefinible- de la verdad humana y sólo entonces aglutinará de nuevo, en torno a las Casas del Pueblo, a los obreros, a los desheredados, a los jóvenes, a los que sufren y le gritan, porque siempre les ha escuchado, a quienes se han ido por eso, tan sólo por eso, porque ha dejado de estar.

La Junta aprueba una inversión de 18 millones para la depuradora de Nerva-Riotinto

Las obras, financiadas con cargo al Canon de Mejora de Infraestructuras Hidráulicas, tienen un plazo de ejecución de 33 meses y generarán 266 empleos

CUENCA MINERA. El Consejo de Gobierno ha aprobado una inversión de 18,05 millones de euros para la licitación del proyecto de la estación depuradora de aguas residuales urbanas (EDAR) y el sistema de agrupación de vertidos de Nerva-Riotinto, unas instalaciones que darán servicio a los 16.000 habitantes de los municipios de El Campillo, Nerva y Minas de Riotinto, así como de las pedanías de Las Delgadas y Monte Sorromero (Zalamea la Real). Las obras, financiadas con cargo al Canon de Mejora de Infraestructuras Hidráulicas y declaradas de Interés de la Comunidad Autónoma, tienen un plazo de ejecución inicial de 33 meses y generarán 266 empleos, de los que 254 corresponden a la fase de obra y 11 a la de mantenimiento.

La EDAR de Nerva-Riotinto contará, según informan desde la Junta de Andalucía, con avanzadas tecnologías de aireación prolongada, sistema biológico de depuración basado en cultivos de bacterias que consumen la materia orgánica. Sus instalaciones estarán diseñadas para limpiar las aguas residuales de una población máxima de 17.313 habitantes, con una capacidad de tratamiento de 4.722 metros cúbicos diarios y los correspondientes fangos. Además de la estación, que se construirá en el antiguo paraje minero de Zarandas (Nerva), los trabajos incluyen el despliegue de 21,5 kilómetros de colectores que transportarán las aguas residuales desde los distintos puntos de vertido. Esta inversión se suma a otro proyecto ya en ejecución en la Cuenca Minera como el de la EDAR y el sistema de concentración de vertidos de Berrocal (2,58 millones).

José Rachón fue torturado durante horas

Los autores, cuatro en prisión y uno, menor de edad, recluido en un centro de internamiento, buscaban una cantidad de dinero que no existía

EL CAMPILLO. José Rachón fue torturado durante horas antes de morir. Tras cinco meses de investigación, la Guardia Civil de Huelva ha conseguido esclarecer las circunstancias en las que se produjo la muerte del vecino campillero de 77 años encontrado con claros signos de violencia a primeras horas del pasado 1 de septiembre. Según ha explicado el coronel jefe de la Comandancia de la Benemérita en la provincia, Ezequiel Romero, los autores del homicidio buscaban una cantidad de dinero de 14.000 euros que no hallaron en la vivienda donde se produjo el crimen.

El máximo responsable de la investigación ha aclarado, en este sentido, que fue ese mismo día cuando los cinco detenidos, todos ellos varones con edades comprendidas entre los 17 y los 24 años, quedaron para dirigirse a la finca que José Rachón guardaba en el entorno del camino que lleva hacia Rocalero, el recinto en el que se celebra la romería de la localidad minera, en busca del dinero. Fue cerca de las 3:00 de la madrugada cuando llegaron al lugar de los hechos (una avería en el vehículo que conducían les había hecho parar antes en la piscina municipal de El Campillo, donde robaron varios objetos) para no salir de allí hasta cuatro horas más tarde. Dejaban atrás el cadáver de un hombre bueno. Apenas se llevaban 20 euros, un televisor, seis paquetes de tabaco y dos cartillas de ahorro.

La investigación se ha basado en más de 200 evidencias recogidas en la misma parcela que José Rachón ha cuidado durante toda su vida y en el estudio de dos muestras de ADN. Una de ellas implicaba a uno de los detenidos, mientras que la otra sigue aún pendiente de análisis. Desde la Guardia Civil no se tiene la menor duda de que los cinco detenidos (cuatro se hallan en prisión preventiva y otro, menor de edad, recluido en un centro de internamiento) “son autores materiales del crimen, en la medida en que todos participaron de manera directa en el homicidio”.

La mala escuela

El PSOE, en su deriva, ha llegado por fin a puerto, mas no al de esa tierra prometida, ni siquiera avistada en su travesía, que materializa la utopía que persigue desde su partida, allá por el 2 de mayo de 1879, la de la luz de la libertad, la igualdad y la solidaridad plenas, sino al que prolonga, sin que se perciba cambio cromático alguno, las aguas tenebrosas por las que ha navegado en los últimos tiempos, décadas, incluso, la oscuridad. La dársena es sombría, tétrica, sin más música que el estruendo del doloroso y vergonzante aplauso de los burgueses, de la derecha, de los de arriba contra cuyos privilegios se rebela, de aquellos contra los que nunca ha cabido (ni cabrá) otra actitud por parte del socialismo, como ya proclamara el fundador del partido del puño y la rosa, Pablo Iglesias Posse, que la de la guerra constante y ruda, nunca la de la benevolencia (y menos ante la indecencia de su corrupción) que irradia la abstención que ha abocado a un nuevo Gobierno del PP. Éste es el triste desenlace de una formación que perece víctima de su propio ego, de la mala escuela, que se impone, que prevalece sobre la buena, la original, la que, a diferencia de la otra, no tiene más principio ni fin que la labor transformadora. No es otra que la misma de siempre, inherente a la condición humana, la del poder, que corroe, que, en su perversión, como cenit de su impudicia, le ha arrebatado hasta la democracia.

Ahí radica el cáncer del PSOE, en esa abominable elevación que convierte en elite, que ciega, a quien ha de defender a los de abajo, en esa cultura del pesebre de la que es rehén y que se extiende como la peor de las epidemias entre unos dirigentes socialistas que acaban afanados en perpetuar su statu quo, su sillón, porque no les queda otra (hasta se declaran, como José Blanco, poseedores supremos de una palabra que es colectiva), y dejan, en ese preciso instante, de ser reconocibles como tales para tornarse en ruinas de lo que fueron (si es que fueron). Lo ocurrido desde el lamentable Comité Federal del 1 de octubre no es, en este punto, ni mucho menos, un hecho aislado, sino una nueva manifestación, otra más, de esa enfermedad que arrastra desde muy atrás y que va camino, ante tal gravedad, de entrar en fase terminal. Ésta, y no otra, es la única ventura posible para una formación que, en su desvarío, ha caído en la comodidad de la autocomplacencia por conquistas pretéritas, como el estado del bienestar (del que olvida que no es acreedor exclusivo, pues fue fruto de aquel hermanamiento con las clases trabajadoras ahora caduco), que no supo adelantarse (ni legislar para evitarlos) a problemas que sobrevenían con la crisis como los desahucios o la pobreza energética, que acepta, como cómplice callado, las reglas del juego de un sistema capitalista neoliberal que, en su pugna por ampliar la concentración de la riqueza, ya no halla un enemigo ferviente y redistribuidor en una socialdemocracia europea desdibujada, que ha renunciado al objetivo primigenio de la transformación de la sociedad para limitarse a una mera y mediocre adaptación a la misma, que, en definitiva, ha dejado de ser útil para una ciudadanía que, de manera lógica, le da la espalda.

No obstante, hay células positivas, muchas, las que manan de las zaheridas bases, de las firmes convicciones de aquellos que, pese a todos los males, no cesan de pegar carteles y llevar los principios del puño y la rosa puerta a puerta, campaña tras campaña, de cada concejal que se desvive en su pueblo sin pedir nada a cambio, sin remuneración alguna, de los que han optado por quedarse, conscientes de que si no lo hacen, si huyen, ganan los otros. Ésa es la esencia del socialismo y en ese fuerte arraigo reside su esperanza, con remedios sencillos, muy simples, como la tan nombrada (no aplicada) limitación de los mandatos orgánicos e institucionales a un periodo máximo de ocho años o la supresión total de hasta la menor puerta giratoria. Bastaría con eso para clausurar para siempre esa mala escuela, para ahuyentar a quienes, sin más oficio que ése, se acercan a la política con el único interés de servirse a sí mismos, apartados de ese ideal de vida que pintaba con el fino pincel de su retórica el desaparecido Marcos Ana cuando sostenía que “vivir para los demás es el mejor modo de vivir para mí mismo; vivo mucho en la felicidad de los demás”. Bastaría con eso para realzar la buena, la de la formación real y permanente del afiliado, que se haría más imprescindible, más vital, ante la perentoriedad del relevo y la continua necesidad de forjar nuevos liderazgos.

La militancia camina. Es la única que puede hacerlo, porque es, lo ha demostrado una vez más, lo mejor del PSOE, al igual que de España, como decía el poeta Antonio Machado, lo es el pueblo. “Siempre ha sido lo mismo. En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva”, alegaba. Y así es también, fiel reflejo de ese entorno que es el país que tanto le duele, en el seno del puño y la rosa, donde el despertar de las bases, la indignación y el compromiso manifestado (y reforzado) en estos meses convulsos, ha de servir para rescatarlo de la decadencia, para zarandearlo de tal manera que la horizontalidad intrínseca a su propia naturaleza, la máxima expresión de la democracia, se instale como un bien crónico en sus entrañas, para que las Casas del Pueblo se abran desde ya (y nunca se vuelvan a cerrar) para debatir y participar en cada decisión trascendental, en especial, las relativas a las políticas de pactos y el diseño de los programas, para que, dado el caso, a corto plazo, si así lo marcaran todos (y no unos pocos) con su voto, lo que fue una abstención se convierta en una acción en otro sentido, quizás hasta para afrontar una nunca descartable moción de censura. De ese grito de desesperación, de que esa voz cargada de verdad sea escuchada, depende que la llama del socialismo se alargue, viva, hacia el mañana. Lo contrario no sería más que dilatar la agonía, sumirla en el nostálgico silencio del sepulcro.

Todos a la cárcel por el asesinato de José Rachón

La juez decreta prisión preventiva para los tres adultos detenidos el miércoles por el crimen violento cometido el 1 de septiembre

EL CAMPILLO. Todos en prisión, y el menor en el centro de internamiento. El caso del crimen violento del vecino de 77 años José Rachón en El Campillo, ocurrido el pasado 1 de septiembre, se ha resuelto (en principio) con la detención de cinco personas presuntamente relacionadas con el homicidio y el ingreso en prisión preventiva (comunicada y sin fianza) de los tres mayores de edad arrestados en el operativo.

Así lo ha decidido la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Valverde del Camino, que ya ha iniciado el sumario, bajo secreto. Desde el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) han confirmado que a los tres varones investigados, de iniciales H.S.M., D.O.P. y J.A.R. (cuyos domicilios en la barriada riotinteña de Alto de la Mesa y en El Campillo fueron registrados previa autorización judicial), se les atribuye un delito de robo con fuerza y otro por robo con violencia en casa habitada en concurso con asesinato (al observarse en principio un motivo alevoso en el crimen).

Hay que recordar que entre los detenidos el miércoles había un menor de edad, que, tras pasar por la Fiscalía de Menores, fue enviado a un centro de internamiento como medida cautelar, y un día después se informó de que la investigación había fructificado en una quinta detención de otro varón, adulto, que ahora cumple condena en prisión por otros delitos.

Diario de Huelva

La Guardia Civil suma una quinta persona a los presuntos autores del crimen de José Rachón

Uno de los detenidos en el marco de la investigación del asesinato, que sigue bajo el secreto de sumario, es menor de edad

EL CAMPILLO. La Guardia Civil ha relacionado a una quinta persona con el violento crimen cometido el pasado 1 de septiembre sobre el vecino de 77 años de El Campillo José Rachón. El nuevo presunto implicado, que no ha tenido que ser apresado debido a que se encontraba ya en prisión cumpliendo condena por otros hechos, se suma a las cuatro detenciones que la Policía Judicial de la Benemérita practicó en la mañana del pasado miércoles (con registros domiciliarios y arrestos en Alto de la Mesa, Riotinto).

Asimismo, desde este cuerpo de seguridad del Estado han concretado que uno de los detenidos es menor de edad y que, como tal, ha pasado a disposición de las autoridades judiciales competentes, entre ellas, la Fiscalía de Menores, y que el juez de esta sección ha decretado su ingreso en un centro de internamiento. El resto, pasó a disposición judicial en los juzgados de Valverde el fin de semana para ingresar con posterioridad en la cárcel de forma preventiva, a la vista de los graves delitos por los que son investigados. El caso continúa bajo el secreto de sumario.

Diario de Huelva

Cuatro detenidos por el violento crimen de José Rachón

La Guardia Civil ha logrado relacionarles, como presuntos autores, con el homicidio del anciano de 77 años ocurrido el 1 de septiembre de 2016. Ha habido registros y arrestos en Alto de la Mesa, en la vecina Riotinto

EL CAMPILLO. Tras casi cinco meses de arduas investigaciones, la Guardia Civil ha logrado localizar y detener a cuatro personas por el homicidio del vecino de El Campillo José Rachón, de 77 años, ocurrido el 1 de septiembre de 2016 en una zona del carril de la romería que lleva a Rocalero, donde se celebran las fiestas de la localidad.

La Benemérita, con datos muy reservados al haberse decretado el secreto judicial de las actuaciones desde entonces, ha informado de que las detenciones por parte del equipo de Policía Judicial se han practicado esta misma mañana, tras la realización de cuatro registros en los domicilios de los presuntos autores, y ha indicado que las investigaciones continúan.

Fuentes consultadas por diariodehuelva.es han apuntado que a primera hora de la mañana varios vehículos de la Guardia Civil irrumpieron en Alto de la Mesa, en la localidad vecina de Minas de Riotinto, donde se habrían llevado a cabo al menos dos registros con dos detenciones.

Los hechos conmocionaron a este pequeño municipio de la Cuenca Minera. El cadáver, encontrado a primera hora de la mañana de ese 1 de septiembre por uno de los dos hijos en la finca donde trabajaba desde hacía muchos años, presentaba evidentes signos de violencia.

El Ayuntamiento de El Campillo convocó una concentración y emitió una Declaración Institucional para condenar la muerte violenta del anciano. La propia alcaldesa del municipio minero, Susana Rivas Pineda, ha manifestado tras conocer la noticia que “nos alegramos de que la Guardia Civil haya podido esclarecer el caso con estas detenciones”, si bien ha apelado a la “prudencia” al encontrarse aún la investigación abierta.

Diario de Huelva / D. Yoon