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Pablo Pineda

La racha deja de ser fruto de la casualidad

El Campillo, muy ordenado y efectivo, remontó un tempranero gol en Santa Olalla y sumó su cuarta victoria en cinco partidos

EL CAMPILLO. Santa Olalla-Campillo: 1-2. La racha de resultados positivos del Campillo deja de ser fruto de la casualidad. Cuatro victorias en cinco encuentros (un arranque sin precedentes desde que los mineros perdieran su espacio en la Regional Preferente en la temporada 2004-2005) empiezan a denotar una cierta superioridad sobre el resto de sus rivales. La que da el orden, la paciencia y la efectividad frente a la meta contraria, unas cualidades que, sobre todo, en categorías mundanas como las provinciales suple muchas veces las limitaciones lógicas en términos de juego y calidad. La lucha, la brega y el sacrifico decantan más la balanza cuando se trata de los suburbios del fútbol.

El Campillo fue a Santa Olalla del Cala con la mente clara. Sabía lo que tenía que hacer y lo hizo: Ganó. Sin florituras, pero con solvencia. Y ello pese a que los locales se adelantaron en el marcador cuando el crono apenas marcaba el minuto 12. Sólo sería un bache que, desde la tranquilidad que da la distancia en el tiempo, permite leer a los pupilos de Arsenio Piñero que también saben remontar, que no le pierden la cara a un partido, como antaño, ante el primer escollo. En sólo 20 minutos, con tantos de Dani Rachón y Emilio, los mineros mandaban en el choque. Ahí acabó la contienda. El Santa Olalla lo intentó y los visitantes administraron su renta. La fortuna cayó de este lado.

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