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Pablo Pineda

El Campillo

José Rachón fue torturado durante horas

Los autores, cuatro en prisión y uno, menor de edad, recluido en un centro de internamiento, buscaban una cantidad de dinero que no existía

EL CAMPILLO. José Rachón fue torturado durante horas antes de morir. Tras cinco meses de investigación, la Guardia Civil de Huelva ha conseguido esclarecer las circunstancias en las que se produjo la muerte del vecino campillero de 77 años encontrado con claros signos de violencia a primeras horas del pasado 1 de septiembre. Según ha explicado el coronel jefe de la Comandancia de la Benemérita en la provincia, Ezequiel Romero, los autores del homicidio buscaban una cantidad de dinero de 14.000 euros que no hallaron en la vivienda donde se produjo el crimen.

El máximo responsable de la investigación ha aclarado, en este sentido, que fue ese mismo día cuando los cinco detenidos, todos ellos varones con edades comprendidas entre los 17 y los 24 años, quedaron para dirigirse a la finca que José Rachón guardaba en el entorno del camino que lleva hacia Rocalero, el recinto en el que se celebra la romería de la localidad minera, en busca del dinero. Fue cerca de las 3:00 de la madrugada cuando llegaron al lugar de los hechos (una avería en el vehículo que conducían les había hecho parar antes en la piscina municipal de El Campillo, donde robaron varios objetos) para no salir de allí hasta cuatro horas más tarde. Dejaban atrás el cadáver de un hombre bueno. Apenas se llevaban 20 euros, un televisor, seis paquetes de tabaco y dos cartillas de ahorro.

La investigación se ha basado en más de 200 evidencias recogidas en la misma parcela que José Rachón ha cuidado durante toda su vida y en el estudio de dos muestras de ADN. Una de ellas implicaba a uno de los detenidos, mientras que la otra sigue aún pendiente de análisis. Desde la Guardia Civil no se tiene la menor duda de que los cinco detenidos (cuatro se hallan en prisión preventiva y otro, menor de edad, recluido en un centro de internamiento) “son autores materiales del crimen, en la medida en que todos participaron de manera directa en el homicidio”.

Todos a la cárcel por el asesinato de José Rachón

La juez decreta prisión preventiva para los tres adultos detenidos el miércoles por el crimen violento cometido el 1 de septiembre

EL CAMPILLO. Todos en prisión, y el menor en el centro de internamiento. El caso del crimen violento del vecino de 77 años José Rachón en El Campillo, ocurrido el pasado 1 de septiembre, se ha resuelto (en principio) con la detención de cinco personas presuntamente relacionadas con el homicidio y el ingreso en prisión preventiva (comunicada y sin fianza) de los tres mayores de edad arrestados en el operativo.

Así lo ha decidido la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Valverde del Camino, que ya ha iniciado el sumario, bajo secreto. Desde el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) han confirmado que a los tres varones investigados, de iniciales H.S.M., D.O.P. y J.A.R. (cuyos domicilios en la barriada riotinteña de Alto de la Mesa y en El Campillo fueron registrados previa autorización judicial), se les atribuye un delito de robo con fuerza y otro por robo con violencia en casa habitada en concurso con asesinato (al observarse en principio un motivo alevoso en el crimen).

Hay que recordar que entre los detenidos el miércoles había un menor de edad, que, tras pasar por la Fiscalía de Menores, fue enviado a un centro de internamiento como medida cautelar, y un día después se informó de que la investigación había fructificado en una quinta detención de otro varón, adulto, que ahora cumple condena en prisión por otros delitos.

Diario de Huelva

La Guardia Civil suma una quinta persona a los presuntos autores del crimen de José Rachón

Uno de los detenidos en el marco de la investigación del asesinato, que sigue bajo el secreto de sumario, es menor de edad

EL CAMPILLO. La Guardia Civil ha relacionado a una quinta persona con el violento crimen cometido el pasado 1 de septiembre sobre el vecino de 77 años de El Campillo José Rachón. El nuevo presunto implicado, que no ha tenido que ser apresado debido a que se encontraba ya en prisión cumpliendo condena por otros hechos, se suma a las cuatro detenciones que la Policía Judicial de la Benemérita practicó en la mañana del pasado miércoles (con registros domiciliarios y arrestos en Alto de la Mesa, Riotinto).

Asimismo, desde este cuerpo de seguridad del Estado han concretado que uno de los detenidos es menor de edad y que, como tal, ha pasado a disposición de las autoridades judiciales competentes, entre ellas, la Fiscalía de Menores, y que el juez de esta sección ha decretado su ingreso en un centro de internamiento. El resto, pasó a disposición judicial en los juzgados de Valverde el fin de semana para ingresar con posterioridad en la cárcel de forma preventiva, a la vista de los graves delitos por los que son investigados. El caso continúa bajo el secreto de sumario.

Diario de Huelva

Cuatro detenidos por el violento crimen de José Rachón

La Guardia Civil ha logrado relacionarles, como presuntos autores, con el homicidio del anciano de 77 años ocurrido el 1 de septiembre de 2016. Ha habido registros y arrestos en Alto de la Mesa, en la vecina Riotinto

EL CAMPILLO. Tras casi cinco meses de arduas investigaciones, la Guardia Civil ha logrado localizar y detener a cuatro personas por el homicidio del vecino de El Campillo José Rachón, de 77 años, ocurrido el 1 de septiembre de 2016 en una zona del carril de la romería que lleva a Rocalero, donde se celebran las fiestas de la localidad.

La Benemérita, con datos muy reservados al haberse decretado el secreto judicial de las actuaciones desde entonces, ha informado de que las detenciones por parte del equipo de Policía Judicial se han practicado esta misma mañana, tras la realización de cuatro registros en los domicilios de los presuntos autores, y ha indicado que las investigaciones continúan.

Fuentes consultadas por diariodehuelva.es han apuntado que a primera hora de la mañana varios vehículos de la Guardia Civil irrumpieron en Alto de la Mesa, en la localidad vecina de Minas de Riotinto, donde se habrían llevado a cabo al menos dos registros con dos detenciones.

Los hechos conmocionaron a este pequeño municipio de la Cuenca Minera. El cadáver, encontrado a primera hora de la mañana de ese 1 de septiembre por uno de los dos hijos en la finca donde trabajaba desde hacía muchos años, presentaba evidentes signos de violencia.

El Ayuntamiento de El Campillo convocó una concentración y emitió una Declaración Institucional para condenar la muerte violenta del anciano. La propia alcaldesa del municipio minero, Susana Rivas Pineda, ha manifestado tras conocer la noticia que “nos alegramos de que la Guardia Civil haya podido esclarecer el caso con estas detenciones”, si bien ha apelado a la “prudencia” al encontrarse aún la investigación abierta.

Diario de Huelva / D. Yoon

La última noche de José Rachón

El campillero, de 77 años, fallece bajo claros indicios de violencia en la finca que ha guardado casi toda su vida

EL CAMPILLO. Iba a ser una noche más para José Rachón, de 77 años, como guarda de una de las fincas que salpican el Camino de Rocalero de El Campillo, ubicada a unos 2,5 kilómetros del recinto romero de la localidad minera. Llevaba toda la vida trabajando en ella, primero con su hermano, que falleció hace unos años; y, desde entonces, solo, pero con el apoyo de su familia. Sin embargo, la madrugada del 1 de septiembre fue la última de su existencia. Uno de sus hijos lo encontraba muerto a primera hora eimpactado, pues su cuerpo presentaba evidentes signos de violencia, ponía los hechos en conocimiento de la Guardia Civil de inmediato.

A las 8:00 horas de la mañana el revuelo ya era evidente. La Policía Judicial de la Benemérita de Valverde del Camino acordonaba el entorno, un camino fundamentalmente transitado por los empleados que acuden a trabajar a las explotaciones colindantes, en su mayoría, plantaciones de la empresa citrícola Río Tinto Fruit. José Rachón era un hombre “bueno, amable, simpático y muy conocido” al que “nadie le conocía ningún conflicto ni ningún enemigo”, recalcaba la alcaldesa del municipio, Susana Rivas Pineda.

El Laboratorio de Criminalística recogía de la escena todas las evidencias que podrían ser útiles para dilucidar quién o quiénes han podido ser los autores y el juez instructor decretaba inmediatamente el secreto de las actuaciones, teniendo en cuenta la violencia del suceso. Entre las hipótesis, la del robo (la misma noche se producía también el saqueo de la piscina municipal, localizada en el Parque Los Cipreses). No obstante, por el momento, impera el silencio impuesto por la causa judicial y la indignación. Tras la autopsia, un día después, si se celebraba, bajo un respaldo multitudinario, el entierro de José Rachón. El Ayuntamiento, durante la última sesión plenaria, manifestaba su condena y su repulsa con una concentración y una declaración institucional.

Raquel Rendón / Huelva Información

Los horrores de Salvochea

Los horrores de Salvochea

El exalcalde socialista Fernando Pineda desmonta con el libro Memorias Recuperadas la “mentira” de la propaganda fascista que situaba a El Campillo como “el paradigma de la maldad satánica de los rojos” · La represión franquista dejó en el municipio minero un reguero de, al menos, 345 asesinados, 194 viudos y 564 huérfanos

EL CAMPILLO. Salvochea revive. Su dignidad, la de un pueblo obrero que forjó su libertad y, con ella, su propia condena; la de las, como mínimo, 1.103 víctimas de la sinrazón y la barbarie, late de nuevo. Brota desde las entrañas del horror sembrado por las represoras huestes del franquismo, por la orden de exterminio total emitida vía radiofónica desde Sevilla por el general fascista Gonzalo Queipo de Llano, antítesis del dibujado por la maquinaria propagandística de los vencedores, escritores, como tales, de una historia falseada, de la mentira grabada con el fuego del miedo en la piel de los supervivientes, amordazados por los invisibles grilletes de un dramático e insoportable silencio cuya ruptura, por ínfima que fuera, conducía no ya a la miseria, un bien ya poseído, sino hacia la senda de la noche más larga, de la muerte.

La verdad, oculta, callada, desde aquella fatídica tormenta que se precipitó de un modo directo sobre las calles y la gente del actual municipio de El Campillo con el bombardeo indiscriminado del 20 de agosto de 1936 ve ahora la luz. La destapa Memorias Recuperadas, el libro en el que el exalcalde socialista de la localidad Fernando Pineda Luna pone en negro sobre blanco una detallada investigación que amplía la ya de por sí atroz relación de 184 asesinados recogidos en La Guerra Civil en Huelva, el pionero trabajo de Francisco Espinosa Maestre, hasta los 345 nombres y añade un sangrante reguero de 194 viudos y 564 huérfanos.

La publicación, “un ejercicio de justicia y reparación”, cae, “en forma de losa y como una bocanada de oxígeno” sobre la versión oficial e “irrebatible” de lo acaecido en la entonces joven Salvochea (emancipada de Zalamea la Real el 22 de agosto de 1931), utilizada y difundida hasta la saciedad por los sublevados fascistas por toda España, bajo las palabras del autor, como “el paradigma de la maldad satánica de los rojos”. Incluso, cruzaría el Atlántico para arribar a México, donde el periódico El Informador publicaba el 18 de octubre de 1936, al pie de una fotografía en la que aparecen varios cadáveres en el patio de la cárcel derruida: “los insurgentes encontraron esta vista macabra. Antes de huir, los comunistas asesinaron a sus prisioneros, dicen los soldados que ocuparon la población”.

El suceso de la prisión municipal, ocurrido el 25 de agosto de 1936 y que derivó en el fallecimiento de 11 de las 26 personas que permanecían recluidas, constituye la piedra angular de un “bulo” ya aireado tan sólo cinco días después a través de las páginas del diario ABC, donde, con el título Los horrores de Salvochea, Gil Gómez Bajuelo describe la espeluznante estampa de los cuerpos “destrozados” de derechistas sepultados bajo escombros, “acribillados a balazos y quemados”. El contexto que pintaba fuera no era menos desolador, con llamas que “lamen puertas y ventanas”. Antes de su marcha, según narra, los milicianos, además de perpetrar tal crimen, habían prendido fuego también a las casas.

Fernando Pineda Luna desmonta la leyenda del pueblo incendiado por los rojos y las bombas de mano arrojadas sobre los detenidos para su posterior fusilamiento. Lo hace sobre la base documental de los sumarios, las contradicciones halladas en los mismos, la “irracional obsesión” de convertir en asesinos de los prisioneros a todos los vecinos sospechosos de defender la República, las octavillas lanzadas sobre el núcleo minero a modo de ultimátum el 24 de agosto con la amenaza expresa de intensos bombardeos tan sólo 24 horas después si continuaba la resistencia, la tradición oral y las pruebas materiales que constatan que se llevó a efecto tal ataque, la propia lógica de los hechos y la incongruencia de unos certificados de defunción modificados meses más tarde.

El historiador local sostiene que los milicianos, ante el avance de las tropas dirigidas por el capitán Gumersindo Varela Paz desde Zalamea la Real, siempre asistidas por la aviación, y el cerco de las escuadras del comandante de requeté Luis Redondo García, por Campofrío, y del comandante Eduardo Álvarez de Rementería-Martínez, por Nerva, apenas atravesaron la desierta Salvochea para despedirse de sus familiares, refugiados de los bombardeos en el denominado Túnel Cinco de la Río Tinto Company Limited. “No pudieron matar a aquellos 11 hombres, entre los que se encontraba el primer alcalde y principal precursor de la independencia de Salvochea, Virgilio Pernil Macías, los mismos que, en su huida, pusieron en peligro sus propias vidas para socorrer a cinco presos que encontraron heridos, como tampoco habrían dejado escapar ilesos a otros diez si, como decían, eran hasta 40 hombres armados”, alega.

Más allá de todo ello, la prueba que el exdirigente socialista y presidente de la Asociación de Memoria Histórica de la Provincia de Huelva (AMHPH) considera más esclarecedora es el devenir de las actas de defunción. Éstas, al estar entre los caídos el juez municipal titular, Manuel Centeno Martín, fueron firmadas al día siguiente por el suplente, Vicente Mezquita Guiteria, uno de los supervivientes y, por tanto, testigo de lo acontecido en la cárcel. Según expone, todos perecieron “en el día de ayer, a las 17:00 horas, a consecuencia de shock traumático, según resulta de la certificación facultativa y del reconocimiento practicado”.

Habían empezado a redactarse a las 9:15 horas del día 26 de agosto, cinco minutos antes de la entrada de las fuerzas del bando nacional en el municipio. Casi siete meses después, el 20 de marzo de 1937, se hace constar en los mismos certificados, como añadido, la trascripción de una circular del fiscal regional que ordenaba al juez municipal de El Campillo cambiar la razón del fallecimiento de los once presos asesinados por la de “shock traumático producido por disparos de armas de fuego y bombas que arrojaron los marxistas a la cárcel, donde los tenían detenidos”. Para Fernando Pineda Luna no hay duda: “los fascistas pretendieron así eliminar cualquier vestigio que pudiera delatarlos en el futuro como culpables de la segunda masacre que su aviación provocó sobre la indefensa población civil salvocheana”.

La Hermandad del Rocío de Badajoz hace noche en El Campillo

La Hermandad del Rocío de Badajoz hace noche en El Campillo

Los rocieros pacenses se alojan en los vestuarios del pabellón deportivo

EL CAMPILLO. La Hermandad filial del Rocío de Badajoz llegaba el domingo a tierras onubenses y pasaba la noche en El Campillo para continuar su camino el lunes hacia la aldea almonteña deseosa de encontrarse con la Blanca Paloma. Un total de 13 rocieros pacenses, nueve a caballo y cuatro a pie, entraban a última hora de la tarde en el municipio minero para ser recibidos por la Hermandad de la Santa Cruz.

Los miembros de la Hermandad de Badajoz pasaron, incluso, por la ermita de la Santa Cruz, donde tuvieron la ocasión de compartir experiencias con los numerosos vecinos que se acercaron para recibirlos. Allí les esperaban el presidente de la entidad salvocheana, Juan Manuel Pérez Delgado, miembros de su junta directiva y los concejales del consistorio campillero Rafael Cadena, Teresa Aguilar, Lourdes Sánchez y María Monterrubio.

A continuación, los rocieros pacenses se trasladaron hasta el polideportivo cubierto del municipio, concretamente a los vestuarios, cedidos por el Ayuntamiento para que pudieran pasar la noche en la localidad. Los representantes de la hermandad rociera agradecían la hospitalidad que les brindaba El Campillo, que albergaba, por primera vez en su historia, a una filial de la Virgen del Rocío.

La Santa Cruz espera

La Santa Cruz espera

El Campillo cierra una nueva cuenta atrás para reencontrarse con una Romería que cumple 38 años · Emilio Rodríguez y María José Pérez portarán la vara de mayordomos para guiar la peregrinación del pueblo hacia Rocalero

EL CAMPILLO. Cuatro Vientos aguarda, para abrir la senda, el incesante camino hacia el sur, hacia Rocalero. La Romería de la Santa Cruz de El Campillo, tras la eterna espera, comienza un año más. Tras el alba de ese viernes de insomnio, crepúsculo de abril en el que nadie duerme. Con la aurora de ese bello día que pone fin, con el que culmina la larga, interminable, cuenta atrás. El pueblo entero emigra, se queda vacío, para adentrarse en el campo, para reencontrarse de nuevo, para volver, cargado de romero, impregnado de solidaridad, abrazado, entre aromas de jara, brezo y azahar. Ante la atenta mirada de la grata y melodiosa curruca, la complicidad sonora del mirlo y el canto, escondido entre la zarza, del esquivo ruiseñor. Acariciado por el susurro de los fresnos de la rivera que se estiran hasta alcanzar la piedra. El tiempo se detiene; la gente, peregrina, avanza.

No hay nada más. Ya no. Apenas una palabra. Sólo una, pero inmensa: Romería. Sólo ella. Hasta el ocaso que despide a ese primer domingo de mayo, magno, anhelado. Hasta el adiós, cansado, de voces rotas que devuelve al reloj a la rutina de su incasable tic-tac. Hasta ese instante del que todos huyen, en el que nadie piensa, que todos prefieren borrar, que se difumina en un horizonte aún lejano, remoto, pues todavía queda mucho por andar. Sobre los pasos del pregón de Bárbara Romero, de la apertura de la ermita, guiados por la vara que, con devoción, como un sueño cumplido, agarrarán mañana los mayordomos Emilio Rodríguez y María José Pérez entre gritos de ¡Viva! Sobre la huella de la ofrenda de flores que precede al inicio, entre pétalos de rosas, de dos días de peregrinación, de exaltación, de fervor, de emociones, de amistad, de ese amor fraternal, incondicional, que mana de la Santa Cruz.

La alegría, las sonrisas, los abrazos sinceros, los cantes y las palmas al compás, los sones permanentes de cohetes y tamboriles, los tragos de aguardiente, las medallas colgadas en el pecho de cada romero, las carretas engalanadas, el polvo que se acumula en gorras, botos y trajes tras 37 años de camino. Todo ello y más se respira en la vieja Salvochea, en sus calles, tras el doblado de cada esquina, como también el recuerdo de  aquellos que ya no están, de las ausencias, de quienes, aunque marcharon, se quedaron, vivos en la memoria colectiva de un pueblo minero que no los olvida, eternos, como su legado, como los versos de las sevillanas creadas por el desaparecido Rodrigo Palacios, fundador de la Hermandad, como la imagen del alcalde carreta perpetuo, Curro Lozano, con su caballo, Andaluz, arrodillado ante el simpecado al llegar a Rocalero, como tantas otras fotografías grabadas para siempre en las retinas de los campilleros.