La TDT, el nuevo exponente de la Sociedad de la Información
La Televisión Digital Terrestre, que pasará a formar parte de la totalidad de los hogares españoles a partir del año 2010, en detrimento de la televisión analógica, supone algo más que un importante avance técnico, que sin duda también lo es. En este sentido, ofrecerá a los usuarios, entre otras ventajas, un mayor número de canales y un aumento de la calidad de la imagen y el sonido, ya que, a diferencia de la televisión analógica, no se distorsiona y requiere un menor ancho de banda.
No obstante, la TDT, más allá de los aspectos técnicos, conlleva un paso de gigante hacia la Sociedad de la Información, ya que va a cambiar el rol tradicional de la televisión como mero receptor de imágenes y sonidos para convertirla, además, en un emisor que va a propiciar la participación activa de los espectadores en los diferentes programas audiovisuales, al mismo tiempo que brinda al usuario la posibilidad de acceder a Internet, con todas las ventajas que ello supone como el correo electrónico, la banca por la Red, compras on line, descargas de música y vídeo y un largo etcétera de servicios interactivos.
Por otra parte, hay que señalar que el apagón analógico no tiene por qué suponer un coste excesivo a los ciudadanos para la adaptación de sus aparatos televisivos analógicos a la incipiente Televisión Digital Terrestre. Aquellos que no puedan permitirse la compra de un aparato digital podrán adecuarse a los nuevos tiempos con la adquisición de un descodificador que permita la recepción, un aparato que presenta un coste medio de sólo 100 euros. Por tanto, los españoles podrán disfrutar de las múltiples ventajas que supondrá la implantación de la Televisión Digital Terrestre por un coste no muy elevado.
En definitiva, todo apunta a que estamos ante un enorme salto hacia la Sociedad de la Información, marcado por la ausencia de inconvenientes significativos y el sinfín de ventajas que supone la TDT.
No obstante, la TDT, más allá de los aspectos técnicos, conlleva un paso de gigante hacia la Sociedad de la Información, ya que va a cambiar el rol tradicional de la televisión como mero receptor de imágenes y sonidos para convertirla, además, en un emisor que va a propiciar la participación activa de los espectadores en los diferentes programas audiovisuales, al mismo tiempo que brinda al usuario la posibilidad de acceder a Internet, con todas las ventajas que ello supone como el correo electrónico, la banca por la Red, compras on line, descargas de música y vídeo y un largo etcétera de servicios interactivos.
Por otra parte, hay que señalar que el apagón analógico no tiene por qué suponer un coste excesivo a los ciudadanos para la adaptación de sus aparatos televisivos analógicos a la incipiente Televisión Digital Terrestre. Aquellos que no puedan permitirse la compra de un aparato digital podrán adecuarse a los nuevos tiempos con la adquisición de un descodificador que permita la recepción, un aparato que presenta un coste medio de sólo 100 euros. Por tanto, los españoles podrán disfrutar de las múltiples ventajas que supondrá la implantación de la Televisión Digital Terrestre por un coste no muy elevado.
En definitiva, todo apunta a que estamos ante un enorme salto hacia la Sociedad de la Información, marcado por la ausencia de inconvenientes significativos y el sinfín de ventajas que supone la TDT.
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