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Pablo Pineda

Un ejercicio de injusticia

Las Elecciones Municipales de 2011 están a la vuelta de la esquina. Unos comicios que, en el caso de la Cuenca Minera, se presentan en el horizonte inmediato, más que como un examen a la gestión de los últimos cuatro años de mandato municipal socialista (seis de los siete pueblos de la comarca son dirigidos por el puño y la rosa), como un plebiscito, como un juicio, a la historia de estas siglas en una zona teñida de rojo por naturaleza, por sufrimiento, por las acuciadas diferencias de clase de antaño, por su carácter obrero, por la opresión del látigo franquista, por sus tonos cobrizos, por el color de las aguas del río Tinto. La cita con las urnas del próximo 22 de mayo se presentan como una auténtica moción de censura al partido que durante tres décadas, desde que la transición pusiera fin a la dictadura fascista-personalista del caudillo, ha gobernado y luchado sin descanso (aunque algunos, desde su óptica interesada, parcial y egoísta se empeñen en rebatir lo evidente) por dotar de un futuro de bienestar, de progreso, de prosperidad, a una tierra que ya en los 80 lloraba la enfermedad terminal del único pulmón que durante siglos le había dado oxígeno (eso sí, no exento de dolor) para seguir adelante. Ése es el pecado, el crimen, del socialismo. El veredicto, inapelable: culpable.

La meta no podía ser más utópica: salvar a una comarca que caminaba sin motor, sin la energía del cobre, que competía a pie en una carrera vertiginosa dominada por el capitalismo salvaje, por una economía de mercado sin escrúpulos que nunca se ha detenido para ayudar a los débiles, que nunca ha dado cabida a la palabra ‘solidaridad’ en las páginas de su diccionario. Sin embargo, el PSOE, el mismo al que la derecha quiere llevar ahora al paredón con su propagandismo, nunca ha renunciado al desarrollo de la Cuenca Minera, nunca ha permitido que se quede atrás, que desaparezca, que abandone la competición. Los socialistas, mientras otras formaciones miraban para otro lado ante los graves problemas que azotaban a la zona (léase PP) o limitaban su discurso a la “necesidad de destruir a los perversos socialistas”, sin ofrecer alternativas reales (léase IU-PA), siempre han estado ahí, para dar aliento a una tierra que no lo tenía, para empujarla, para que no dejara de avanzar, por cortos que fueran sus pasos. Con sus errores y sus aciertos (la perfección, al igual que la objetividad, es un fin perseguible, pero inalcanzable), son los hombres y mujeres que, desde la humildad, la honradez y la ilusión, han ondeado la bandera del puño y la rosa (que no es otra que la que aboga por la redistribución de la riqueza y la igualdad de oportunidades), quienes han mantenido viva la llama de la esperanza en un mañana mejor.

Hoy, más que nunca, esa lucha, esa trayectoria reivindicativa, esa infinita peregrinación, empieza a dar frutos, si no materiales, sí en forma de expectativas. Las tan anheladas autovías N-435 y A-461, acompañadas del Parque Empresarial y Tecnológico de la Cuenca Minera, proyectado sobre unas 35 hectáreas del término municipal de El Campillo, son ya, sobre el papel de las administraciones, una realidad. Su construcción, tras años de demanda social, siempre encabezada por el socialismo (pues el PP siempre negó estas esenciales, vitales, vías de escape y de diversificación económica durante los ocho años de estancia del erudito y visionario José María Aznar en La Moncloa) está ya más que comprometida. No hay vuelta atrás. Sólo queda un último suspiro de paciencia para que, poco a poco, con la máxima celeridad, pero con buena letra, se sorteen los ineludibles trámites burocráticos que envuelven a toda infraestructura de envergadura. Una espera que puede ser atenuada, aliviada, por la reapertura de la mina, que parece algo más cerca después de la entrada en razón de parte de la Comisión Liquidadora de la extinta MRT, S.A. y el cerco judicial sobre el omnipresente Carlos Estévez.

Hay mimbres, en consecuencia, para el optimismo, para la confianza en un porvenir en el que el enraizado quiste del desempleo empiece a disolverse para volver a situar a Río Tinto, si no en la vanguardia, al menos, sí en la primer línea de la parrilla de salida, en una posición de equilibrio con el resto de regiones de Europa. Y este escenario es posible, por mucho que las voces de la derecha traten de sepultarlo, gracias al socialismo, gracias a la ideología que ha brindado siempre, en especial, en los tiempos más difíciles, por la igualdad, la justicia y la solidaria discriminación positiva para con una tierra que, tras actuar como pilar determinante del crecimiento de la provincia de Huelva, lanzaba su legítima voz de auxilio. Los socialistas, sólo ellos, son los que defendieron aquel Plan Albor que trajo a la Cuenca la industria del plástico (Río Tinto Plásticos, Tubespa y Nature Pack) y la hasta entonces inimaginable agricultura de cítricos; los que cometieron el error de aceptar el Plan Esquila, aún a sabiendas de que era inviable y de que hipotecaría, en forma de embargos, el despegue definitivo de esta comarca, para no hacer daño a los mineros; los que colocaron a la zona como objetivo prioritario en todo lo relativo a las políticas activas de empleo (talleres, incentivos a la cultura emprendedora, formación...); los que otorgaron la catalogación de agrario a un territorio minero para que recibiera más partidas que nadie del antiguo PER.

Los esfuerzos están ahí. Ponerlos en duda sería indigno, escandaloso, una falacia infame. Cuestionar esa entrega, ese compromiso con la causa de Río Tinto, significaría caer en la demagogia, en el juego sucio de la manipulación de la realidad para, a cambio, sin importar el precio, ganar un puñado de votos con los que derrocar al enemigo. Y más, cuando quienes tratan de poco menos que criminalizar a las centenarias siglas fundadas por Pablo Iglesias, olvidan con vileza su pasado reciente. Les interesa, pues destapar, desempolvar, sus ‘políticas sociales’ en la Cuenca Minera les delataría. ¡O es que el reorganizado PP de la comarca no recuerda cómo el ministro conservador de Fomento y vicepresidente del Gobierno en el periodo 2000-2004, Francisco Álvarez-Cascos, se rió de los alcaldes de la zona cuando acudieron al Congreso de los Diputados a solicitar el desdoble de la N-435! Para el Ejecutivo del PP había muchas carreteras que había que convertir en autovías antes que la que cruzaba una tierra no afín, incómoda para los intereses de su partido. Negó esa infraestructura imprescindible, trató a los vecinos de la Cuenca como ‘apestados’ por el mero hecho de ser socialistas, al igual que en otros tiempos sus antecesores los privaron de la libertad, en algunos casos, y de la vida, en la mayoría, por rojos. La pregunta es: dónde estaba la derecha de la comarca cuando sus compañeros de Madrid la ninguneaban, por qué no alzó la voz tampoco cuando reducían a la mínima esencia las inversiones destinadas al impulso del empleo o dejaron, prácticamente, sin PER y sin subsidio a los trabajadores del campo a la vez que firmaban aquel Decretazo que derivó en una huelga general.

Se aproxima la sentencia de los comicios locales, pero pase lo que pase, los socialistas (estoy convencido de ello) seguirán al lado de la Cuenca Minera, de sus habitantes, de los débiles, aunque sean condenados por el pueblo, sabio y soberano, al ostracismo de la oposición. En cambio, si este lugar reservado a los derrotados fuera ocupado por los conservadores, ya sea el PP (el mismo que, con un descaro sin parangón rozó el esperpento en 2007 al presentar en El Campillo, por poner alguno de los múltiples ejemplos, una candidatura compuesta de manera íntegra por habitantes de Palos de la Frontera) o el PA (carente de bases, de principios firmes, de identidad ideológica, de coherencia), albergo serias dudas de que la actitud sea la misma. Argumentos de peso me conducen a alumbrar, a no descartar, esa idea, pues los ediles populares que ganaron un sillón en el Pleno de la Mancomunidad en las Municipales de 2007 ni siquiera se han dignado aún (casi cuatro años después) a tomar posesión de sus cargos. Poco más han hecho los andalucistas en ese hemiciclo que propugnan como alternativa a las, para ellos, “superfluas e innecesarias” diputaciones.

Sólo el PSOE ha apostado por esta tierra, por sembrarla de futuro y esperanza, aunque en algunos instantes sus representantes municipales, los más cercanos a los ciudadanos, hayan abandonado el carácter combativo de otras épocas e, incluso, descuidado su función pública (nunca interior) de abrigo de los problemas de sus vecinos para aparecer como presuntos cómplices silenciosos de la lentitud de esas perentorias infraestructuras o de la no reapertura de la consoladora línea del cobre. En cambio, nunca han dejado de trabajar, en la sombra, desde la cautela y el sosiego, al margen de la luz mediática en la que otros han refugiado su vacío de ideas. De no ser así, la ciudadanía no habría dado su voto, renovado su confianza en el socialismo, de la forma tan masiva como lo ha hecho, elecciones tras elecciones, año tras año, durante tres largas décadas. Pero los resultados nunca pueden ser inmediatos. Todo requiere su tiempo. Por mucho que nos dejemos envolver por la pasión, por el romanticismo, y nos empeñemos en exigir la máxima celeridad, hay plazos que ni se pueden ni se deben saltar. De lo contrario, las garantías de éxito quedarían muy limitadas. Y si de algo estamos cansados en la Cuenca Minera es de piratas, estafadores y especuladores de la calaña de Carlos Estévez (MRT) y sus testaferros, de Josep Xicola (Nature Pack) o de Carles Vandellós (Nerva Croissant). Negar esta verdad, el amor puro y sincero del socialismo, sería, por tanto, incurrir en un clamoroso ejercicio de injusticia.

1 comentario

Pedro -

Este P$o€ está acabado, necesita descansar, todos lo sabemos ya.

Descanso entendido como renovación de la vieja casta. Hace falta gente valiente que no le deba NADA A NADIE para poder EXIGIR en la Diputación, en el Parlamento, en La Junta de Andalucía o donde haga falta.

Gente que no le deba favores a nadie, gente libre (no como los "Domingos" de Nerva, y gente sobretodo PREPARADA que no le de miendo ningún Mario Jimenez de turno.

¿Es normal la actitud que están mostrando los alcaldes de la zona ante la problemática de la apertura de la mina?

A mí, aparte de cobarde e inepta actitud, me parece patético la poca capacidad de nuestro Jóvenes y jóvenas dirigentes "socialistas".

Este P$o€ está pegando las últimas boqueás, si no es este año será dentro de 4, es su sino.

Esta Comarca en los últimos 12 años se define políticamente por unos dirigentes "Si WANA" al partido.

Y no entro a discutir si han luchado o no, lo importante es si la lucha está bien hecha, ha valido la pena, ha sido fructífera o provechosa.

Y NO LO HA SIDO.

Lo demás es entrar en un juicio más ético que político, más personal que eficaz.

Es mi opinión.