Blogia
Pablo Pineda

La mina, el caballo de batalla de la escena social y política en la Cuenca

El PP se define como “el partido de la reapertura” y el PSOE le reclama “responsabilidad” frente al “oportunismo electoralista” · Emed convive con aumentos de capital y trabas de Rumbo 5.0 y Zeitung, titulares de las balsas asociadas a la figura de Carlos Estévez · La Junta estudia la viabilidad del “proyecto definitivo” en medio de la presión social y el apoyo del colectivo de antiguos mineros

CUENCA MINERA. La mina es ya, sin lugar a dudas, por su condición de única vía de escape visible a corto plazo, el principal acicate de la vida social y, en consecuencia, el caballo de batalla exclusivo de la dialéctica política en la Cuenca. La sangría en forma de desempleo de una crisis a la que la comarca parece condenada a perpetuidad desde el cierre de la línea del cobre tras el anunciado fracaso del denominado Plan Esquila, ha dinamitado la histórica hegemonía del socialismo en la zona. Una debacle que se ha visto acrecentada en los últimos años por la coyuntura global actual, que se ha traducido en el cierre de empresas bandera de aquella primera diversificación que vio la luz al calor del defenestrado Plan Albor, tales como Tubespa o Nature Pack, sin obviar los expedientes de regulación de empleo de Río Tinto Plásticos y las dificultades por las que atraviesa Río Tinto Fruit. Todo ello, ha abierto de par en par las puertas de esta franja andevaleña al PP, el mismo que, durante décadas, ha dado por perdida toda opción (la ausencia de listas o el empleo de candidaturas formadas por militantes de municipios del Área Metropolitana era una norma general).

Ahora, la gaviota, sin embargo, empieza a florecer, alentada por la Alcaldía de Minas de Riotinto o la destacada presencia en el equipo de Gobierno de El Campillo, donde cuenta con dos concejales, su mejor resultado en esta plaza roja por naturaleza. En la Mancomunidad ha igualado a IU con seis de los 26 vocales para dejar al puño y la rosa (12 vocales) un hasta hoy inédito gobierno en minoría. Y el yacimiento de cobre, su no apertura, emerge como su trampolín definitivo (ni siquiera necesitan hablar de la eternización de infraestructuras clave como los aprobados desdobles de las carreteras N-435 y A-461 y el Parque Empresarial y Tecnológico de la Cuenca Minera) ante un PSOE y una Junta de Andalucía que quieren “evitar”, a toda costa, “los errores del pasado” y que no están dispuestos a hacer la más mínima concesión. El proyecto “tiene que cumplir todos los requisitos legales, económicos, laborales y ambientales” porque “la época del colonialismo y las alfombras rojas ya pasó hace tiempo”.

El PP ya se ha autodefinido, así lo ha expresado su portavoz en la Diputación Provincial de Huelva, Guillermo García de Longoria,  como “el partido de la mina” y no cesa en su empeño de culpar a los socialistas y a la Administración autonómica, que asegura no haber recibido la documentación con las modificaciones sugeridas a Emed Tartesus hasta el pasado mes de septiembre, de “poner constantes trabas a la reactivación de la línea del cobre”. Un punto en el que los populares “obvian, porque les interesa electoralmente”, la tupida maraña tejida en torno a la titularidad de los terrenos, con unas balsas de estériles imprescindibles para la explotación que están, en su mayoría, en manos de las sociedades Rumbo 5.0 y Construcciones Zeitung, vinculadas al ex gestor de la mina Carlos Estévez, el mismo que había “secuestrado” los derechos mineros hasta el pasado mes de marzo con su influencia sobre algunos de los miembros de la Comisión Liquidadora de la extinta MRT, SA y, con ello, el futuro y la esperanza de una tierra que anhela los más de mil puestos de trabajo prometidos hasta la saciedad por la filial de la chipriota Mining (entre 300 y 450 directos).

El mensaje de los populares parece calar más en una comarca cansada, que ya no sabe en quién confiar, como consecuencia de una enquistada situación de crisis socioeconómica con visos de enfermedad terminal. Y es que el monocultivo del cobre emerge en el horizonte como la única bocanada de oxígeno que puede permitir a esta sufrida tierra sobrevivir hasta el corte de la cinta de las ansiadas infraestructuras. En su defensa, los socialistas, que espetan que, frente a las “malintencionadas acusaciones de la derecha”, la mina es su “prioridad”, eso sí, “con todas las garantías”, tiran, además, de memoria como argumento para recobrar el terreno perdido e invocan al compromiso. Lo hizo la diputada provincial y portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de El Campillo, Susana Rivas Pineda, la pasada semana en el Pleno del ente supramunicipal, donde, durante el debate de la moción presentada por la fuerza conservadora para exigir a la Junta la agilización de la reapertura de la explotación, reprochó a la formación de la gaviota el “trato discriminatorio” que dispensó a la Cuenca Minera durante su estancia en La Moncloa.

La retirada de los talleres de empleo orquestada por el entonces ministro de Trabajo Javier Arenas, la reducción a su mínima esencia de las ayudas del antiguo PER, el “portazo” al desdoble de la N-435 dado a los alcaldes de la comarca en el Congreso por el titular de la cartera de Fomento Francisco Álvarez Cascos y la negativa a la inclusión de la rama metalúrgica en el Plan Minero Europeo para destinar el grueso completo de las ayudas a la minería del carbón de Asturias fueron algunos de los episodios que rememoró Rivas Pineda. Un currículum que la socialista apostilló con la actual “actitud irresponsable” de “pensar sólo en sacar rédito electoral” y “no querer arrimar el hombro”, como “sí hicieron en el anterior mandato los siete alcaldes socialistas de la Cuenca, los sindicatos UGT y CCOO y las cinco organizaciones empresariales que, a través de la Plataforma Pro Apertura de la Mina y en contacto directo con la Junta de Andalucía y la propia compañía, lograron rescatar los derechos” de los dominios de la Comisión Liquidadora de MRT, SA y las garras de Carlos Estévez.

Y mientras la disputa política entre PSOE y PP se encrespa en la víspera de las Elecciones Generales del 20 de noviembre, la incertidumbre planea sobre los habitantes de la comarca, presos de unas tasas de paro que ya dejaron de ser alarmantes para formar parte de la cotidianeidad. La mina sigue cerrada entre una marabunta de noticias que, por un lado, invitan al optimismo, y, por otro, al abatimiento. Un día amanece con aumentos de capital de Emed Tartessus en la Bolsa de Londres o con la declaración del delegado del Gobierno de la Junta en Huelva, Manuel Alfonso Jiménez, de que la explotación podría abrirse en el otoño de 2012 (un horizonte no muy lejano visto lo visto). Al siguiente, los ciudadanos desayunan con un recrudecimiento del litigio entre los propietarios que comparten las balsas, un obstáculo que, según coinciden Administración y Mining, no se puede solventar mediante un proceso de expropiación forzosa porque “retrasaría sine die el proyecto en los tribunales”. O con una rueda de prensa en la que el vicepresidente de Tartessus, Fernando Fernández Torres, cuestiona la voluntad de la Junta por avalar la reactivación de la extracción de mineral en Río Tinto para ser fulminado 24 horas después, apartado de la Dirección de la compañía, por sus “informaciones incorrectas”.

Todo son especulaciones. Nada termina de confirmarse sobre la reapertura de la línea del cobre. De momento, lo que sí parece un paso de gran valor, y más allá de la esfera de lo simbólico, es el apoyo público al proyecto de Emed Tartessus manifestado por la Asociación de Antiguos Mineros de Río Tinto y su paralela oposición frontal a Carlos Estévez, Rumbo 5.0 y Construcciones Zeitung. El colectivo que encabeza el líder sindical de Comisiones Obreras y ex alcalde del PCE de Nerva Ricardo Gallego ofrece, además, su colaboración para un plan que, como el resto de agentes sociales de la zona, consideran vital para la comarca. Su luz verde, si no se pierde de vista que son los titulares de los derechos administrativos a través de su participación del 66 por ciento en MRT, SA, se vislumbra como clave para que esta historia con tintes dramáticos derive en un desenlace feliz, o lo que es lo mismo, en la vuelta de obreros a un tajo que, en su día, como rememoran los nostálgicos de la Cuenca, llegó a albergar a decenas de miles de trabajadores.

1 comentario

Carlos Vázquez. -

Artículo y análisis muy interesantes. Emed ha realizado tres jugadas de primer nivel cara a la Junta de Andalucía:
1- Destitución de Fernando F. por sus palabras.
2- Aportación de 7 millones de € de capital.
3- Apoyo de la Asociación de ex-mineros.
Lo más interesante: que estas 3 jugadas se realizan en el momento en que la Junta está estudiando la viabilidad (en varios aspectos) de su proyecto.

Sumamos, como muy bien dices, un mes de Septiembre en el que despunta el paro a la vez que los partidos políticos se encuentran en fase de precampaña total, tanto para Generales como Autonómicas.

Así, los ciudadanos nos encontramos en una situación de confluencia de intereses empresariales y políticos que no favorecen mucho una reflexión seria, tranquila, sosegada y constructiva respecto a la mina.

Motivo por lo que de nuevo agradezco y valoro tu artículo, que marca una excepción en este ambiente tan confuso.

La Junta ha realizado otra jugada muy interesante, ha juntado a los alcaldes de la zona para dar su punto de vista, su opinión y las explicaciones sobre el expediente. Hecho que yo personalmente valoro muchísimo,pues la "complicidad" de las Administraciones con los ciudadanos debe siempe ser potenciada y favorecida, pues así se evitan malinterpretaciones, confusiones y manipulaciones de muy diverso tipo. Abrir, como ha hecho la Junta, ciertos canales de contacto entre ciudadanos y ella misma es un acierto total. Su silencio habría hecho muy fácil que muchos la acusasen de "culpable" con razón o sin ella de todo lo que pudiese pasar.

Por último, y abusando de la paciencia de quien me lea, decir que bajo mi punto de vista las aportaciones más interesantes al proceso minero en esta comarca nacerán tras el paso de las elecciones generales y autonómicas. La experiencia me demuestra que no hay cosa mejor para estropear posibles ambientes de colaboración y reflexión seria y contructiva que un proceso electoral.

Gracias por el artículo Pablo.
Fdo. Carlos Vázquez.