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Pablo Pineda

Empate en propia puerta

El Campillo da un nuevo paso atrás en el Francisco Valero Rojas al conceder un punto al Santa Olalla a causa de los errores defensivos

EL CAMPILLO. Empate en propia puerta. Así puede definirse el paso hacia atrás que dio el pasado domingo el Campillo C.F. ante el Santa Olalla en el Francisco Valero Rojas. Dos errores defensivos volvieron a condenar a los pupilos de José María Coronado en su feudo frente a un conjunto serrano que expuso poco sobre el césped artificial salvocheano.

El cuadro visitante aterrizó en la Cuenca Minera con una clara renuncia al ataque. Se conformaba con sacar algo positivo, para lo que conformó una nutrida muralla defensiva que, eso sí, contrarrestó a la perfección las envestidas de los locales. Éstos, no obstante, también jugaron más con el corazón que con la cabeza, con una línea de creación que careció de la solvencia necesaria como para surtir a sus arietes de balones que les permitieran plasmar en el marcador un dominio que se extendió a lo largo de los 95 minutos que duró el envite.

La escuadra blanquiazul se hizo con el control de la medular desde el pitido inicial. El Santa Olalla se contentaba con capear el temporal. Los de casa agobiaban a los forasteros con una defensa adelantada. Sin embargo, las imprecisiones malograban, una y otra vez, toda ocasión de gol. Ejemplos de ello fueron las oportunidades de Víctor Vizcaíno y Pino en los minutos 11 y 17.

Poco después, en el 22’, un balón en profundidad sin aparente peligro para las huestes campilleras es interceptado por Rubén, que llegó sobrado al cruce, pero su despeje se envenenó y terminó alojado en las redes del portal custodiado por su compañero Manuel David. El 0-1 cayó como un auténtico jarro de agua gélida en los locales, pues, hasta ese instante, el bagaje ofensivo de los visitantes había sido inexistente. La grandeza del fútbol. La historia, por tanto, se repetía. Un error obligaba a luchar contra un marcador adverso.

A pesar del revés, el equipo blanquiazul no se descompuso y trabajó a destajo para igualar la contienda. La suerte, en cambio, se mostraba esquiva y la desventaja se mantuvo hasta el término de los primeros 45 minutos. Y ello, después de que en el 33’ la afición, incluso, cantara un gol en una acción en la que el esférico se paseó de manera literal por delante de la meta defendida por Canales. El cuero no halló rematador.

Tras el descanso, José María Coronado plantó sobre el campo, con valentía, una zaga formada por sólo tres hombres para así acentuar el dominio campillero. Un riesgo que pronto le traería sus frutos. En el minuto 53, Salvi hizo efectiva una falta botada desde la parte derecha de la frontal y restablecía las tablas en el casillero (1-1). El Campillo no dejó de insistir. Era superior, aunque la zona creativa andaba espesa a la hora de ligar jugadas. Ello no fue óbice, no obstante, para que en los minutos 75 y 78 volviera a acariciar el gol con Pino y Emilio como protagonistas. Nada más lejos de la realidad.

Y lo que es el fútbol. De un hipotético 2-1, a un injusto 1-2. El Santa Olalla hizo de nuevo uso de la ley de la máxima efectividad al aprovechar un segundo despiste de la retaguardia salvocheana que habilitó a Paneque para colocar a los suyos otra vez por delante en el marcador. Corría el minuto 85. El tiempo se agotaba y la amenaza de la derrota se cernía sobre los campilleros.

Ahora bien, los locales no bajaron los brazos. Más bien, todo lo contrario. La nueva desventaja encorajinó a los mineros, que, en consecuencia, se volcaron aún más sobre la portería de Canales. Encontraron premio, aunque fuera el menor del empate. Cuando las manecillas del reloj ya señalaban el minuto 90, Pino hacía bueno un disparo en semifallo de Emilio y rompía la tupida maraña defensiva ponciana. El 2-2 trasladaba el delirio a las gradas.

Hubo cinco minutos de añadido, pero no fue suficiente para que los de casa pudiesen desnivelar el choque a su favor y embolsarse los tres puntos. Los cambios y las lesiones dirigieron el partido hacia el pitido final sin que apenas circulara la pelota. El Campillo volvía a pinchar en el Francisco Valero Rojas ante un contrincante que, igualado en la tabla con los mineros, se llevó un punto sin arriesgar nada del otro jueves. Los salvocheanos, al menos, evitaron la derrota en el último suspiro.

CAMPILLO - SANTA OLALLA: 2-2

CAMPILLO CF: Manuel David, Rubén (Fernando Pineda, 46’), Basilio (Emilio, 46’), Caballero, Enrique, Justo, Víctor, Darío, Víctor Vizcaíno, Salvi y Pino.

CD SANTA OLALLA: Canales, Fran, Dani (Canito, 91’), Carrasco, Fuentes, Lázaro (Ríos, 84’), Antonio, Andrés (Peneque, 51’), Quintín (Chino, 94’), Jairo y Miguel (Nolo, 69’).

Árbitro: González Romero auxiliado en las bandas por Cruz Martín y Gil Heredero. Bien. Alargó la segunda mitad en 5 minutos. Amonestó a los campilleros Basilio (41’), Emilio (63’) y Justo (88’); y, por el bando foráneo, a Dani (79’) y Canales (82’).

Goles: 0-1, Rubén (22’), en propia puerta. 1-1, Salvi (53’). 1-2, Peneque. 2-2, Pino (90’).

Incidencias: Tarde otoñal con una agradable temperatura en la que se registró una buena entrada en el Municipal Francisco Valero Rojas. Hubo que utilizar la luz artificial en el último cuarto de hora.

F. Javier Sánchez Rubio / Huelva Información

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