El pueblo habla con sus letrillas de carnaval
Las fiestas de la sátira y la ironía cuentan este año en la antigua Salvochea con seis agrupaciones, entre ellas una infantil · Una de las sensaciones, la chirigota femenina ‘Sin un duro, pa que veas’
EL CAMPILLO. El pueblo habla y su voz es escuchada. Las seis agrupaciones locales con las que cuenta el Carnaval de El Campillo en 2012 han emitido ya su primer veredicto bajo el ineludible disfraz del humor, la sátira y la ironía que impregna a las fiestas de la libertad por excelencia. Todas se han pronunciado sobre lo acaecido a lo largo del último año en el municipio minero, un curso intenso y cargado de citas electorales que, como era de esperar, sobre todo, al haberse producido un cambio de Gobierno en el Ayuntamiento auspiciado por la alianza PA-PP, han tenido su reflejo en los repertorios que se han puesto en liza durante los dos primeros pases de actuaciones. La complicidad del público que ha llenado las más de 350 localidades del patio de butacas y el gallinero del Teatro Atalaya, inapelable.
No obstante, la mejor noticia en una edición en la que, con respecto a 2011, se han caído del cartel tres comparsas, la masculina dirigida por Juan José Díaz (los mendigos de Por una limosna) y las femeninas de Te vas a quedar de piedra (la gorgona Medusa) y Desde el desván (muñeca de trapo), y que no cuenta con corte de reina y damas ni pregonero, ha radicado en la irrupción de un grupo infantil. De la mano del experimentado carnavalero José Enrique Santana Delgado, Iche, los pequeños de Primera Fila encarnan a una clase repleta de alumnos aventajados que inyecta savia fresca y, por tanto, una larga vida a las carnestolendas de la vieja Salvochea.
La gran sensación, como ya ocurriera el año anterior, han vuelto a ser las jóvenes de Sin un duro, pa que veas (las locas de Comuna Cabra de 2011), que han montado, en forma de chirigota, una parodia completa de lo que fueron las primeras fiestas de julio organizadas por el debutante equipo de Gobierno, con caricaturas incluidas de sus protagonistas y alusiones directas a los conciertos y a la gratuidad de los toros. Éstos, sin desdeñar el sueldo del alcalde, el andalucista Francisco Javier Cuaresma, se erigen en unos de los temas más sugerentes del carnaval campillero, en el que tampoco faltan referencias a la frase con la que el regidor inauguró la feria: “los discursos tienen que ser como las minifaldas, cortos y que enseñen”.
De todo ello se hacen eco también los decanos de las carnestolendas salvocheanas, la Peña Los Perendengues, con su tipo de justiciero zorruno (desaseado). Su nombre: Desde que te vi venir dije a por Tornado vienes, pero a Tornado no te lo llevas porque a mí no me conviene, todo un mensaje hacia los dirigentes municipales (como certifican sus letras). Los únicos que han tomado parte, de manera ininterrumpida, en cada una de las ediciones celebradas desde 1984 han lanzado, además, una crítica directa a aquellos compañeros de escenario que se muestran combativos o callan según las siglas que gobiernen el Consistorio. Una munición que, en esta ocasión, iba dirigida a integrantes de la Peña Los Esponjas, una murga con una amplia trayectoria a sus espaldas que, en 2012, se ha visto reducida al cuarteto ¿Hay número pa hoy? (consulta médica).
El género serio lo ponen, tras las tres bajas del presente ejercicio, la Peña Los Diablos, con los hermanos Luis Emilio y Juan Antonio Matos Carranza al frente; y el rescoldo de lo que fue la chirigota Heidemos tela, la agrupación dirigida por Isidoro Martín Pascual. Los primeros, bajo el tipo de La Atlántida, aúnan su elenco de voces (entre las que se nota la ausencia de José Antonio Rodríguez del Águila, motivada por la reciente pérdida de su madre) para expresar lo que significa ser campillero o cómo quienes se han tenido que marchar fuera por motivos laborales son, a veces, los que más luchan por su pueblo. Mientras, los segundos, El loco pintor, en su tercera aparición como comparsa, vuelven a exhibir los ritmos y los tonos poéticos con los que se sumergen en el anhelo de un carnaval eterno para huir de una sociedad adormecida.
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Ranzet -