El Campillo se va a Traslasierra
La aldea de El Campillo, Hija Predilecta de la Villa, ha celebrado este fin de semana su feria con bailes, comidas, paseos a caballo y juegos populares
TRASLASIERRA. El Campillo, por completo, a pie o en autobús, se va a Traslasierra, para cuidarla, para mimarla, para no olvidarla, para amarla. La única aldea del municipio minero, Hija Predilecta de la Villa, ha recibido este fin de semana a su pueblo, que la ha sacado del sosiego, de la tranquilidad que marca su rutina y preside su encanto. Bailes por la noche, degustaciones, juegos, variopintas actividades de dinamización sociocultural y hasta chapuzones se han sucedido durante los tres días de la feria de la pedanía salvocheana.
Sus calles eran otras. Rebosaban paisanaje entremezclado con su paisaje. Todo arrancaba el viernes, con la actuación del trío Ilusiones. El gentío empezaba a acumularse en torno a la plaza de la aldea. Era sólo el aperitivo del día en el que Traslasierra es la protagonista absoluta, el sábado, cuando muchos despertaban con los aromas de la tradicional comida popular. Un primer plato al que le seguía, como postre, una fiesta de la espuma y un espectáculo infantil. Y la madrugada aún estaba por llegar.
El programa también tenía hueco para el mundo ecuestre, con un paseo promovido por la renacida Asociación de Amigos del Caballo La Guindaleta, o para el tiro con carabina. Tampoco faltaban los juegos populares, las antiguas carreras de sacos, el pañuelo, los globos de agua, la rotura del huevo, la silla o la escoba, que devolvían a aquella sociedad no tan lejana de los brincos de los niños al aire libre, ajenos al individualismo impuesto por las nuevas tecnologías, las que, antaño, ni se imaginaban, cuando lo rural era menos urbano.
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