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Pablo Pineda

Ciberperiodismo

Por un cobro progresivo

La necesidad que tienen los medios de comunicación de rentabilizar sus ediciones digitales ha abierto un debate sobre la supuesta viabilidad de un posible cobro a los lectores por acceder a los contenidos informativos que ofrecen en la Red. La importante inversión necesaria para la producción de contenidos de calidad para Internet no es solventada por los ingresos publicitarios, por lo que el cobro a los lectores es la única vía que puede evitar las pérdidas económicas de los medios digitales. Sin embargo, las empresas informativas deben estudiar bien la estrategia a seguir para evitar un fracaso estrepitoso, ya que los consumidores de periódicos digitales están acostumbrados a la gratuidad de estos servicios, de modo que pueden huir en el momento en que se les solicite un desembolso económico por acceder a los mismos. Por ello, hay que actuar de manera paciente y paulatina para acabar con la costumbre de gratuidad que impera en la sociedad.

Con el fin de evitar un éxodo masivo de lectores, los medios deben seguir, en primer lugar, una estrategia consensuada. Resulta vital que la decisión de cobrar sea tomada por todos los periódicos digitales al mismo tiempo, ya que, de lo contrario, esta medida sólo serviría para perder la audiencia en beneficio de los competidores.

Por otro lado, los medios deben apostar por cobrar, en un principio, unas cantidades de dinero ínfimas, de manera que el bolsillo del lector no se resienta lo más mínimo. Una buena opción es comenzar ofreciendo un anticipo de información gratis y cobrar a aquel que quiera profundizar en el tema. El pago de pequeñas cantidades por otros servicios como el acceso a hemerotecas o bases de datos también puede ser de gran eficacia. Éste es el camino que poco a poco puede llevar a los lectores a aceptar el pago de cantidades similares al de las publicaciones impresas por acceder a la información ofrecida por las ediciones digitales de los medios de comunicación.

Del periódico al ciberperiódico

La evolución de los medios de comunicación impresos desde la aparición de la imprenta a mediados del siglo XV ha provocado una amplia amalgama de términos que han dado nombre a cada uno de los pasos que ha dado la historia del periodismo en el camino hacia su consolidación. En el siglo XVII, surgieron las gacetas, unas publicaciones que recogieron el testigo de los anteriores avisos, ocasionales y relaciones, a la vez que aportaron ya uno de los rasgos más distintivos de los medios informativos impresos de la actualidad: la periodicidad.

Con respecto al término que dio nombre a esta nueva publicación del siglo XVII hay que apuntar, a modo de curiosidad, que se debe a que una gaceta era la moneda que costaba adquirir un ejemplar, lo cual ilustra de una manera clara que a la hora de denominar los diferentes realidades emergentes no se sigue ningún criterio estricto, sino que se suelen hacer concesiones al uso, es decir, adoptar nombres aceptados y entendidos por el conjunto de la sociedad.

A partir de la aparición de la gaceta, la principal característica del periodismo moderno ha sido la que ha servido para identificar al producto informativo impreso: el periódico. En este sentido, hay que señalar que, en un principio, la periodicidad fue mensual, pasando luego a ser semanal, hasta que la evolución del periodismo permitió la irrupción de la periodicidad diaria en el siglo XVIII. Por tanto, un mismo término (periódico) ha servido para dar nombre a las publicaciones mensuales, semanales y diarias. En la actualidad, los avances tecnológicos han permitido que las ediciones digitales actualicen sus contenidos de manera constante, adoptando así una periodicidad instantánea.

Por ello, teniendo en cuenta la enorme tradición del término periódico, una palabra aceptada y generalizada en la sociedad actual, no es preciso un cambio brusco en la manera de denominar a las publicaciones de periodicidad instantánea o continua. Ahora bien, sí se antoja necesario introducir algún elemento que identifique al nuevo producto informativo digital o cibernético con el objetivo de diferenciarlo del periódico plasmado en el soporte de papel. Por ello, ciberperiódico parece ser la terminología más adecuada para definir el nuevo paso de la historia del periodismo, sobre todo si se tiene en cuenta que el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua ya acepta palabras con el prefijo ciber como cibernética, cibernauta o ciberespacio. De hecho, ya hay alguna publicación denominada Ciberperiódico.