La plantilla de la Mancomunidad cobra sus nóminas

Los trabajadores reclaman a la Administración una solución más estable que les garantice el cobro de los salarios cada mes · UGT pide que se ligue parte de los fondos de nivelación de la Junta al órgano comarcal

CUENCA MINERA. Los 73 trabajadores de la Mancomunidad de la Cuenca Minera han recibido por fin los salarios de los meses de agosto y septiembre. Un montante global de 160.000 euros para cuyo cobro se han visto obligados a secundar a lo largo de las últimas semanas protestas en los distintos municipios de la zona. La plantilla, no obstante, pese a la buena noticia, por la que se ha congratulado la Federación de Servicios Públicos (FSP) de UGT-Huelva, por “las gestiones y movilizaciones de los operarios e, incluso, el talante e implicación del propio presidente del ente supramunicipal, el alcalde de Zalamea la Real, Vicente Zarza (PSOE)”, asegura que no bajará la guardia. Y es que la situación de impago puede volverse a repetir si los ayuntamientos, especialmente, los de Nerva y Minas de Riotinto, no se ponen al día en el pago de sus cuotas mensuales a la institución comarcal.

Desde la FSP-UGT de Huelva, en este sentido, han anunciado que no cesarán en pedir una solución más estable de financiación para esta institución que garantice el abono puntual de las nóminas. La solución, según el sindicato, pasa por ligar parte de los fondos de nivelación de los consistorios mineros que concederá la Junta de Andalucía al pago de los salarios de la plantilla. Una propuesta para la que los ugetistas mantendrán en breve una reunión con los siete alcaldes que conforman la Corporación de la Mancomunidad. No hay que olvidar que los ayuntamientos, para sacar al organismo que preside Zarza del círculo vicioso financiero en el que se halla inmerso por no recibir los ingresos de los municipios que lo constituyen, ya se comprometieron en Comisión de Gobierno a mediados de 2008 a efectuar una aportaciones mínimas que cubrieran, al menos, los gastos corrientes de la entidad. Un acuerdo que, en la práctica, ha quedado en papel mojado.