Pelea por lo que quieres
Por Susana Rivas Pineda
En las Elecciones Generales de 2004, el Partido Socialista Obrero Español llegó al poder con un baúl cargado de buenas intenciones e ilusiones. Quisimos cumplir nuestro Programa Electoral y, al poco de llegar al Gobierno, ordenamos la salida de las tropas españolas de Irak, ese lugar donde Blair, Bush y Aznar dejaron más de medio millón de muertos sin saber para qué ni por qué; y pusimos en marcha leyes y decisiones que marcarán un hito en la historia de la democracia española, leyes y decisiones que no está mal recordar ahora. Durante el Gobierno Zapatero las pensiones mínimas y los sueldos de los funcionarios de la Administración Central subieron como nunca antes lo habían hecho, dentro de un plan que pretendía corregir desigualdades flagrantes no abordadas bajo el Gobierno de Aznar. En el mismo sentido, pusimos en marcha la ley que posibilitaba el matrimonio, la adopción, la herencia y el derecho a pensión entre personas del mismo sexo, todo ello con la oposición brutal del Partido Popular, quien todavía la tiene recurrida ante el Tribunal Constitucional pese a suponer una mejora indudable en la vida de cientos de miles de ciudadanos.
Emprendimos la puesta en marcha de la Ley de Dependencia, una norma de la que carecíamos y que aspiraba a facilitar la vida de más de un millón de personas dependientes que vivían en condiciones próximas a la miseria más absoluta. También en ese caso, las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular hicieron todo lo imposible para que una medida de un matiz tan marxista como esa no se llevara a cabo: Para muestra, dos botones, basta comprobar su aplicación en Madrid y Valencia. La Ley de Igualdad de Géneros que quería colocar a la mujer en el lugar que le corresponde en un país medianamente civilizado, criticada y ridiculizada por la derecha española hasta extremos incomprensibles, ha salido también de los Gobiernos Socialistas; del mismo modo que lo hicieron la Ley del Aborto y la venta de la píldora poscoital que tantos sufrimientos han ahorrado.
La televisión pública sin publicidad y con más libertad de la que nunca gozaron quienes en ella trabajan ha sido otro logro que veremos desaparecer si dejamos que el Partido Popular se cuele en nuestros domicilios como el virus de la gripe. Durante todos estos años de Gobierno Socialista el PP ha hecho todo lo indecible para hacer naufragar la Ley de Memoria Histórica, que pretendía hacer justicia a quienes defendieron la democracia española de la barbarie fascista y todavía yacen en las cunetas de las carreteras que transitamos. En las mismas alforjas se puede meter su incapacidad, la de la derecha, para poner freno al desvarío inmobiliario, para controlar a la banca en su locura crediticia o su debilidad con la iglesia católica, el concordato con Roma y la subvención a colegios concertados clericales. El Partido Popular olvida ahora, además, sus negociaciones con ETA, de cuyo fracaso nació el cerco policial promovido por el Gobierno Socialista que ha llevado a la banda terrorista a anunciar el fin de la actividad armada, el fin del terror: Un éxito histórico que parece no haber gustado nada a los discípulos de Fraga.
Una vez analizada esta primera etapa de Gobierno Socialista, desarrollada antes de que nos sorprendiera esta grave crisis mundial que todos estamos padeciendo, muchos podemos pensar que el mayor error de Rodríguez Zapatero fue no haber dimitido el 10 de mayo de 2010, cuando la fiereza de los mercados, la presión de Europa y los Estados Unidos obligaban a tomar medidas que un partido socialista no puede adoptar sin correr el riesgo de autolesionarse. Ese día, en el Congreso de los Diputados, Zapatero debió convocar elecciones tras haber explicado al pueblo español lo que estaba ocurriendo. No lo hizo y obró de buena fe pensando en que los sacrificios que pedía –mucho menores que los impuestos a otros países de nuestro entorno– serían suficientes para acallar a las fieras. Se equivocó, y lo hizo, a nuestro modo de ver, por tres razones: 1) Hay cosas que un socialista no puede hacer, ni siquiera bajo el paraguas del patriotismo bien entendido; 2) El fin casi nunca justifica los medios; 3) Las fieras nunca se sacian y cuanto más les das, más quieren.
Pero bueno, todo esto ya casi es historia y ahora nos encontramos a las puertas de unas elecciones en las que debemos acudir a las urnas a votar como nunca, ya que la no participación y los votos en blanco y nulos colocarán al Partido Popular como jefe único de todas las instancias de poder. Y de ser así, ya pueden ustedes apretarse los machos. En las comunidades autónomas gobernadas por ese partido, más del 60 por ciento de los niños van a colegios de curas pagados con dinero público, los casos de corrupción se cuentan por miles, se potencia la sanidad privada, la exclusión social, el sexismo, el racismo y la caridad como máxima expresión de la política social. La indefensión del trabajador y la persecución de los sindicatos son monedas de cambio que están rebajando al ciudadano a la categoría de súbdito.
Si además del poder autonómico, eclesial, judicial y económico, el pueblo da el poder central al Partido Popular, veremos, en brevísimo plazo, la desaparición de la Ley del Aborto, la liquidación de la ley de matrimonios homosexuales, la disminución drástica del subsidio de paro –anunciada ya por Rajoy en Buenos Aires–, el desguace de la sanidad pública en su totalidad, la merma de nuestras pensiones, la venta de buena parte del patrimonio del Estado, el regreso a un autoritarismo que muchos ni siquiera conocen, el empobrecimiento de la escuela pública para mayor gloria de la privada, el despido de miles y miles de trabajadores públicos prácticamente en todos los sectores y el empobrecimiento general de un país que, gracias a tener a la derecha más inculta y egoísta de Europa –que ya es decir en los tiempos que corren– ha pasado por siglos y siglos de sufrimientos gratuitos. No se trata de exagerar, ni de decir que viene el lobo. No, el lobo ya está aquí, sólo le falta el refrendo del 20 de noviembre. NO DA TODO IGUAL. Hay muchas opciones donde elegir, pero votar al amo, al que te va a exprimir hasta dejarte exhausto, nunca ha sido cosa de buen juicio. Por todo ello, PELEA POR LO QUE QUIERES y el 20-N VOTA A RUBALCABA, VOTA PSOE.
4 comentarios
fachas -
Libertad -
PARO = PSOE -
Rafael Perea -