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Pablo Pineda

El Campillo

Y la Cruz regresa a Traslasierra

Y la Cruz regresa a Traslasierra

El traslado del simpecado de la Hermandad de El Campillo a la aldea favorece un encuentro que no se producía desde finales de los 70

TRASLASIERRA. La Romería de la Santa Cruz de El Campillo ya era eterna, pero ahora lo es mucho más. El simpecado, como antaño, como en los primeros años de la Hermandad, allá a finales de los 70 y principios de los 80, ha vuelto a Traslasierra, a reencontrarse con su gente y con la Virgen de los Milagros. Cientos de peregrinos partieron el sábado desde la Ermita salvocheana rumbo a la pedanía minera con el mismo fervor que cada primer fin de semana de mayo lo hacen hacia Rocalero. Quizás, con mayores dosis de ilusión, la propia de todo inicio sumada a la que germina desde las raíces más profundas del pueblo campillero cuando se le nombra a la que es, según reza la sevillana, “la aldea más bonita que tiene Huelva”.

La idea de la recuperación de esa tradición perdida, alimentada por el recuerdo nostálgico de la gente del lugar, ha cristalizado en 2015 con el primer traslado del simpecado (no será el último) a Traslasierra, con momentos emotivos que quedarán grabados en las retinas de muchos, que perdurarán en el tiempo, como si éste se hubiera detenido, porque forman parte de algo más que una fiesta, porque pertenecen ya, pese a su aún corto trayecto, a la esencia de un pueblo, a su naturaleza, a su identidad. Entre esos instantes, el de los sonidos de los tamborileros por el carril que avanza hacia la aldea; la algarabía de la mezcla de cantes, risas y gritos; la salida de La Milagrosa de su Iglesia para recibir, sobre los hombros de la devoción de sus vecinos, al estandarte de la Santa Cruz; o la llegada de ambos a la Hija Predilecta de El Campillo.

Traslasierra se sentía querida, abrigada por su localidad matriz. Su paisaje único, el complaciente pasillo de su entrada, su arquitectura original, inmaculada, el encanto de sus angostas calles, su plaza central y el balcón que mira, desde la Cuenca Minera a las aguas del río Odiel y la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, daba la bienvenida a su paisanaje, como siempre, con los brazos abiertos, entre lágrimas, como quien anhela el retorno de un ser amado que se marchó, que se ve obligado a hacerlo una y otra vez, mas siempre vuelve. Pueblo y aldea se fundían en uno solo con un abrazo duradero, imborrable, infinito, como todo lo vivido. Ambos, como ocurre con la Romería de El Campillo, cuentan ya los días.

“El amor o la muerte”

“El amor o la muerte”

Fran Arroyo, El Ranzet, rompe su silencio con un nuevo trabajo, Omertà, un rap con el que se rebela, contra su propia agonía, para perseguir la utopía, la de un mundo libre, humanizado, la que descansa en la esquiva Nastenka

EL CAMPILLO. El verso extinto de un don Nadie que deja de estar callado, que vuelve, libre, que no aguanta más, que abandona, que rompe, la agonía de su silencio en su rebeldía constante contra la injusticia, contra un mundo deshumanizado que cambiar, que se encuentra a sí mismo y abre los ojos a los demás, que retoma su búsqueda eterna de la utopía, la que mana, como ninguna otra, del amor, esquivo, distante, ausente, imposible, de Nastenka. Fran Arroyo Sánchez (El Campillo, 1989), tras su tránsito por los grupos Dos Rombos, Summum, Capitán Franela o Humarea, tras su paréntesis, su retiro, vuelve a la escena, a la música, al rap. Tal vez para despedirse, o tal vez no. Con Omertà. El Ranzet, su alter ego, el otro yo de un licenciado en Odontología de 26 años natural de El Campillo.

- Omertà, la ley del silencio.

- Un silencio autoimpuesto, sobre todo, porque había una época en la que escribía a diario. Y siempre me ha ido mal. Era demasiado transparente. Llegaba un momento en el que la gente tenía mucho más conocimiento de mí del que yo mismo poseía. La gente, como se dice, es esclava de sus palabras y dueña de lo que calla. Más que nada, por eso, por malas experiencias, decidí frenar algo ese ritmo literario que mantenía, sobre todo, en mi época de la facultad, en la que estaba continuamente escribiendo. Los versos que yo componía los publicaba en el mismo momento. Decía, por tanto, mucho de mí, cuando, a veces, las cosas tuyas debes quedártelas dentro. Las puedes publicar luego, pero no en el momento, porque te quedas desnudo.

- ¿Por qué ahora? ¿Por qué romper ese silencio ahora?

- En el momento en el que he encontrado una paz interior propiamente dicha. Yo antes, a veces, llegaba a odiar lo que escribía, incluso. Porque lo escribía, lo publicaba... Me jugaba malas pasadas. Si era algo relacionado con alguna chavala, a lo mejor ella se coscaba. Malos rollos. Y ahora he visto que estoy en un momento de mi vida en el que ya puedo contar esas cosas que han pasado durante estos años que he estado guardando para mí. Ya no me va a hacer daño. La persona que escribió esos versos no es la que soy ahora. Ahora estoy en otro mundo, en otro rollo distinto y esos versos los puedo compartir sin temor a que se vuelvan contra mí.

- ¿Podría ser ese silencio, esa Omertá autoimpuesta, de algún modo, una traición a ti mismo, a tu propia transparencia? ¿Has renunciado a ella, quizás, por esos miedos?

- Realmente, mi forma de ser es bastante transparente. Cualquier persona que me conozca siempre va a saber si estoy triste o estoy contento con sólo mirarme a la cara. Lo que yo no quería es que mi poesía o mi obra se centrara en eso, porque, por la experiencia, me di cuenta de que eso lo que hacía era quitarme las ganas de escribir. El problema no es ése. Yo puedo seguir siendo transparente y que la gente cuando lea mis cosas diga “pues ésta es una persona sincera y una persona que ha abierto su corazón”. Pero no en el mismo momento en el que estoy sufriendo esas cosas, sino darle un tiempecito de maduración para que la persona que escribió las cosas no sea la misma. Digamos que así me quedo un poco más resguardado.

- El rap, en cierta medida, es altavoz... De esa agonía interna, de eso que guardas, de tu desesperación.

- En mi caso sí. Siempre he enfocado mucho el rap no hacia el ego, que es lo que se suele hacer siempre, en un ego, en una lucha de ese “yo soy mejor que tú”. En eso se basa muchas veces el rap. Pero en mi caso está muy poetizado por otras influencias que tengo. Y en ese caso sí se podría decir que, claro, es como un espejo de mi alma en el momento que lo escribo.

- Tus versos, más allá de ese lado egocéntrico del rap, persiguen la utopía, el cambio de un mundo autodestructivo, de ambición, de egoísmo.

- Yo creo que todo el arte, que todo el mundo que haga arte en cualquiera de sus vertientes o en cualquier nivel... Yo puedo estar haciendo un arte de nivel básico, hay gente que tiene mucha más trascendencia... Pero más allá de eso, en cualquiera de sus escalafones, el arte debe perseguir un cambio, crear conciencia, buscar algún tipo de punto inflexión en la persona que lo escucha o que lo ve o que lo siente.

- Los temas de Omertà dibujan, en este sentido, una realidad deshumanizada. La humanización depende del propio ser humano, de que los corderos, la mayoría, como rezan tus canciones, dejen de considerarse insignificantes.

- Exactamente, respecto a esa frase, está muy claro. Estamos acostumbrados a tenerle miedo a los lobos, pero, realmente, en la vida hay muchos más corderos que lobos. Si todos los corderos acostumbrados a ser presas se levantaran podrían pasar por encima de esos depredadores. Tienen que ser conscientes de que ellos pueden portar el cambio, pueden ser capaces de muchas cosas importantes, de que no son insignificantes.

- Intentas con tu música despertar conciencias, abrir los ojos a una sociedad ciega, que se conforma con lo que le ha tocado. Invitas a la gente a encontrarse a sí mismo y a rebelarse. ¿Es optimista?

- En algunos aspectos sí es optimista, sobre todo, en lo que se refiere a la gente. Cualquier consejo que yo puedo dar siempre va a ser optimista. Si te das cuenta, yo tengo dos tipos de canciones, uno se da cuando intento transmitir un mensaje respecto a la sociedad, a la política. Un mensaje que dirija a la gente siempre va a ser positivo. El problema viene cuando hago un tema personal, esos son todos pesimistas. Pero, dentro de mi pesimismo, intento que la gente no se sienta como yo. Una canción triste alegra a un alma en pena.

- El Ranzet, de hecho, se considera un don Nadie.

- El Ranzet, de hecho, es un don Nadie. No es que se considere, sino que lo es. Todos somos don Nadie ahora. Los que estamos... no en el anonimato, porque no se trata de anonimato, puesto que siempre vamos a ser alguien para cualquier persona... Pero ahora mismo yo soy un mindundi, no soy nadie, yo sé que mi obra, por definirla de alguna forma, mis canciones, no van a tener una repercusión grande, pero no me importa. En cualquier persona que las escuche, seas tú, un amigo o un amigo de un amigo al que le llegue de casualidad puede crear la misma conciencia que un poema universal que haya leído la gran mayoría de la población en el mundo.

- ¿Se puede decir que se encuentra Fran Arroyo a sí mismo en El Ranzet?

- Empezó siendo un alter ego. Como todos los raperos. Siempre se crean su alter ego, es decir, se ponen un nombre para poder decir cosas que con su propio nombre no dirían. Así empecé. Hablamos de hace muchos años. La cosa es que después de este silencio que me autoimpuse me he dado cuenta de que Fran Arroyo cada vez tiene más de Ranzet y Ranzet cada vez tiene más de Fran Arroyo. Por eso, últimamente, no me importa firmar las canciones como El Ranzet o como Fran Arroyo. De hecho, cada vez me llamaré menos Ranzet, no porque yo no quiera serlo, sino, simplemente, porque nos hemos fusionado tanto que no tengo ya ninguna necesidad de usar un nombre, un alter ego.

- El Ranzet gritaba lo que Fran Arroyo callaba... hasta ahora, hasta la ruptura de la Omertà. Pero tu verso, sin embargo, según lo defines, es extinto.

- Al ritmo que va, seguramente, ya estará extinto y fosilizado (ríe). Pero sí, yo hablaba del verso extinto de un don Nadie por lo que te comentaba antes, por el hecho de que esas poesías, esos sentimientos, cuando salían a la luz ya no estaban del todo en mí. Ya serían sentimientos, en cierta manera, extintos en mi alma, pero, al fin y al cabo, tienen la trascendencia de que una vez yo pensé eso, medité eso y escribí eso.

- Hemos hablado de rebeldía, de esa persecución de la utopía. El amor quizás sea su máxima expresión. Un nombre: Nastenka.

- Nastenka. El amor es fundamental. Y Nastenka es el concepto que yo me creé para llamar a esa imagen, a ese ideal que tienes tú de esa chica que te puede llegar, ese amor perfecto de películas de Antena 3... Pero, realmente, hay un trasfondo más trágico. En la novela de Dostoievski, Noches Blancas, el tipo, porque él se define como un tipo, un soñador, que se enamora de Nastenka se la encuentra por la calle. Ella estaba llorando a moco tendido porque su pareja se había ido al ejército. Él se enamora, se hacen superamigos, ella tontea con él, están ahí a punto... y al final vuelve el otro y lo deja abandonado. Por tanto, Nastenka tiene un fin trágico. Y la llamo Nastenka porque todas las mujeres que vaya conociendo, todos los amores que vaya viviendo, hasta que encuentre el verdadero, puro, si es que existe, van a ser trágicos. Claro, hubo una primera Nastenka para mí y habrá una última... espero. O la muerte. El amor o la muerte.

- Soñar con la utopía es el primer paso hacia su materialización. Fran Arroyo no se rinde.

- Yo nunca me rendiré. No puedo hacerlo. Mi mente está en continuo movimiento. Siempre estoy... Cada vez que salgo a la calle y veo a una chica, una cara bonita, me la imagino conmigo. Luego fracasa. Luego vuelvo a imaginarme otra cosa... Me vuelvo a inspirar. Creo algo nuevo. Me planteo otra meta... En general, todas las utopías son así. El mundo no podría haber avanzado si nadie se hubiera imaginado las cosas. No habríamos volado.

Vuelco en El Campillo

Vuelco en El Campillo

La socialista Susana Rivas arrebata la Alcaldía al PA tras unas Elecciones Municipales en las que el PSOE obtiene 774 votos y ocho concejales frente a las 261 papeletas y los tres ediles cosechados por los andalucistas

EL CAMPILLO. Vuelco en El Campillo. El PSOE ha vuelto a arrasar en una Elecciones Municipales en la antigua Salvochea. La candidatura encabezada por Susana Rivas Pineda ha obtenido 774 votos y ocho de los 11 concejales que conforman la Corporación. Un resultado incontestable con el que las siglas del puño y la rosa arrebatan al PA la única Alcaldía que mantenía en la provincia en este mandato que toca a su fin. Los andalucistas, que, con cuatro ediles, accedieron al poder en 2011 merced a una alianza con el PP (dos escaños) y relegaron a los cinco socialistas a la oposición, han cosechado, con Esperanza Gregorio al frente en sustitución de Francisco Javier Cuaresma, 261 papeletas, lo que reduce su representación en el Ayuntamiento minero a tres sillones. Desaparece del Pleno la formación conservadora que, con Carmen Díaz como líder y una lista compuesta en su inmensa mayoría por personas empadronadas fuera de la localidad, sólo ha recibido el apoyo de 43 vecinos.

Los socialistas, por consiguiente, recuperan la hegemonía, en forma de mayoría absoluta aplastante (incluso, han rozado el noveno escaño), en el que ha sido uno de sus bastiones históricos de la provincia. Lo hace, además, en el año del centenario del nacimiento de su agrupación local y cierra, con ello, dos mandatos en los que la igualdad ha obligado a pactos de Gobierno (PSOE-IU, con la andalucista como la fuerza más votada, en 2007; y PA-PP, con el partido fundado por Pablo Iglesias como ganador en 2011). No en vano, el proyecto que ha vuelto a encarnar Susana Rivas Pineda ha superado en 242 votos su resultado de hace cuatro años. Ahora ha absorbido el 70,68 por ciento de los sufragios, 31,68 puntos porcentuales más que en 2011. Los nacionalistas, con una pérdida de 229 apoyos, han aglutinado, por su parte, el 23,84 por ciento de los votos, una caída de 12,08 puntos porcentuales. Más apabullante es la derrota del PP, que pasa de dar voz al 20,82 por ciento de los votantes (284) en los anteriores comicios locales a recabar el respaldo de sólo el 3,93 por ciento.

El escrutinio, que se completa con 47 votos nulos (más que los que han portado la sigla de la gaviota) y 17 en blanco en una cita en la que la participación ha quedado fijada en el 62,75 por ciento (1.142 electores de un censo formado por 1.820 vecinos), deja como concejales, por parte del PSOE (con seis debutantes), a Susana Rivas Pineda, Luis Emilio Matos, María Monterrubio, Manuel Guerrero, Teresa Aguilar, Juan Carlos Jiménez, Lourdes Sánchez y Rafael Cadena (a las puertas se ha quedado Mari Luz González Esteban); y a los andalucistas Esperanza Gregorio (que prometerá el cargo por vez primera), José Manuel Rodríguez y Sonia Ruiz. Dejarán de ser ediles con la constitución de la nueva Corporación Municipal los socialistas Pablo Pineda, Antonio Félix Torrado y José María Delgado Barba; y los nacionalistas Francisco Javier Cuaresma y Luis Fernando Romero, sin olvidar a los populares Manuela Caro y Luis Eduardo Delgado.

El pueblo se entrega a la Santa Cruz

El pueblo se entrega a la Santa Cruz

La Romería de El Campillo, que ha contado con cuatro mayordomas tras el vacío de la última edición, vuelve a propiciar el reencuentro en Rocalero en torno a un simpecado ante el que se arrodilló, una vez más, el veterano caballo Andaluz

EL CAMPILLO. El pueblo se entrega a la Santa Cruz. Como cada primer fin de semana de mayo. Los campilleros volvieron a fundirse con la medalla para, juntos, bajar por Cuatro Vientos hacia Rocalero. Entre brezo, jara y azahar. Con aroma a romero, el que aguardaba en el campo la llegada de los más de 2.500 peregrinos para ser entregado, en la puerta de la Ermita, a las cuatro mayordomas, las hermanas Dolores, Peña, Antonia y María Pérez Domínguez, quienes, con su luz, han devuelto el esplendor a una vara que quedó sumida en el vacío el pasado año, que tuvo que ser asida por el presidente de la Hermandad ante una ausencia que ya ha quedado atrás. La espera fue larga, de 365 días, los que separan el alba de ese viernes anhelado en el que ya no cesan de sonar cohetes y tamboriles, de ese día en el que el tiempo se torna inmóvil, en el que el reloj aparca su incesante tic-tac, hasta la llegada de la noche de ese domingo que envuelve a la vieja Salvochea entre el cansancio y la nostalgia, que activa de nuevo esa eterna cuenta atrás.

El fervor embriagaba cada instante, cada momento, cada palabra del pregón de Marisol Fariña, cada brindis con manzanilla en la apertura de la Ermita, cada grito, en el cambio de vara, de ¡Vivan los mayordomos! Cada paso hacia la ofrenda de flores... No había nada más. Sólo un pensamiento. Sólo una realidad. Romería. Sólo solidaridad, amistad, abrazos, exaltación, emociones a flor de piel, las que emanan del reencuentro entre los que siguen y los que tuvieron que emigrar, las que brotan de ese bello y doloroso recuerdo de quienes, pese a que ya no están, nunca se marcharán, porque su memoria camina con los demás. Como lo hacen los desaparecidos Rodrigo Palacios o Curro Lozano. El primero, fundador de la Hermandad, con cada verso, con cada una de las incontables sevillanas que dejó como legado, esencias de una fiesta que es algo más, como el mismo enseñó. Y el segundo, el alcalde carreta perpetuo, con su caballo, con el veterano Andaluz, que, como antaño, que, como hacía con su compañero, todavía hoy (ahora con su hijo) se arrodilla ante el simpecado en Rocalero.

Todo ello permanece aún hoy, como si de la materialización de una fantasía se tratara, de un sueño real, en las retinas de todos los campilleros, en una semana de contemplación de esas mágicas fotografías que inmortalizan momentos que nunca se olvidarán, en unos días de melancolía, de narración de anécdotas por parte de gargantas rotas, de recogida de medallas, botos, gorras y chalequillos que acumulan ya el polvo de 37 caminos. Ha sabido a poco, como siempre, porque se dejan atrás cantes y abrazos, grandes ratos con los amigos de toda la vida, en la salida y en la llegada, por la senda, en cada paso, en cada bautizo con manzanilla al romero novel, bajo la sombra de unas encinas y alcornoques que durante 48 horas se han convertido en testigos de excepción de la alegría, de la vitalidad de un pueblo obrero, minero, pagano, entregado a su Santa Cruz. El contador ya está a cero de nuevo. Las agujas retoman su cadencia, su giro constante, hasta que la frene de nuevo la sutil brisa de la aurora de ese viernes deseado.

Tres mujeres asaltan la Alcaldía de El Campillo

La socialista Susana Rivas aspira a lograr una mayoría absoluta que evite que una nueva alianza entre PA y PP, que renuevan sus cabezas de lista con Esperanza Gregorio y Carmen Díaz, vuelva a apartar al puño y la rosa del Gobierno local

EL CAMPILLO. Tres mujeres asaltan la Alcaldía de El Campillo. Sin rivales masculinos. Sólo PSOE, PA y PP se presentan a las Elecciones Municipales del próximo 24 de mayo en la antigua Salvochea. Los socialistas, la fuerza más votada en 2011, cuando obtuvo cinco escaños del Pleno del Ayuntamiento frente a los cuatro cosechados por los andalucistas y los dos logrados por los populares, lo hacen de nuevo con Susana Rivas a la cabeza, pero con una candidatura que incorpora numerosas caras nuevas. Las otras dos formaciones lo hacen con cambios en el número uno de sus listas. El actual alcalde, Francisco Javier Cuaresma, retrocede hasta el número cuatro y cede el bastón de los nacionalistas a Esperanza Gregorio; mientras que la que fue su socia de gobierno y primera teniente de alcalde, la conservadora Manuela Caro, entrega el testigo a Carmen Díaz y se cae de una propuesta que, a excepción de los dos primeros nombres, está integrada en su totalidad por ciudadanos de otros puntos de la geografía onubense. IU, por vez primera en la actual etapa democrática, no será una opción, como tampoco el recién creado Cámbialo.

Bajo este contexto, Susana Rivas aspira no sólo a ganar, sino a una mayoría absoluta que evite que una hipotética reedición del pacto que suscribieron hace cuatro años andalucistas y populares aparte de nuevo al puño y la rosa del Gobierno local, cosa que, desde 1979, sólo ha ocurrido en El Campillo en los mandatos 1995-1999 (IU, con Guillermo García Oliva como regidor) y 2011-2015 (PA-PP, Francisco Javier Cuaresma). El resto de alcaldes salvocheanos, Fernando Pineda (1979-1991 y 1999-2007), José Miguel Castañeda (1991-1995) y Encarnación Palazuelo (2007-2011, en el marco de una alianza con IU), lo han sido bajo el paraguas del PSOE. Los socialistas, por tanto, para volver a dirigir el Consistorio minero, consideran “imprescindible” mejorar los resultados de 2011, unos comicios en los que, con una participación del 74,49 por ciento, contaron con el aval de 532 votos (el 39 por ciento) frente a las 490 papeletas andalucistas (el 35,92 por ciento) y las 284 populares (20,82 por ciento). IU se quedaba fuera de la Corporación municipal tras recibir apenas 28 votos (el 2,05 por ciento) en un escrutinio que se completaba con 19 votos nulos y 11 en blanco.

Con ese objetivo, a Susana Rivas le siguen en la candidatura del PSOE (de la que no forman parte los hasta ahora concejales Pablo Pineda, Antonio Félix Torrado y José María Delgado Barba), por orden, Luis Emilio Matos, María Monterrubio, Manuel Guerrero, Teresa Aguilar, Juan Carlos Jiménez, Lourdes Sánchez, Rafael Cadena, Mari Luz González, Francisco Bermejo, Mari Angeles Valiño, Miguel Lobo y Fernando Suárez. En la lista del PA, por su parte, acompañan a Esperanza Gregorio los actuales ediles José Manuel Rodríguez (2), Sonia Ruiz (3), Francisco Javier Cuaresma (4) y Luis Fernando Romero (8), así como Antonia María García, Antonio Rodríguez, Leonor León, Sheyla Remesal, Francisco José Fernández, Fátima Domínguez, Ana Belén Carrasco, José Miguel Cuaresma y Elena María Ochoa. Por el PP, a parte de Carmen Díaz, repite Luis Eduardo Delgado en el segundo puesto de un proyecto al que se suman los desconocidos Margarita María Contioso, José Antonio Rivera, Francisco Luis Alamillo, María José Sánchez, Luis Quintero, Francisco Javier López, José Romero, María Magdalena Rivera y Fátima Romero.

Arrestan a tres personas por el robo de bombonas en la planta de El Campillo

La Guardia Civil sorprendió a dos individuos en el interior de las instalaciones y localizó a un tercero que los esperaba en un vehículo

EL CAMPILLO. La Guardia Civil ha arrestado a dos personas por un presunto delito de robo con fuerza en la planta de butano de El Campillo y a una tercera que, supuestamente, las esperaba en un vehículo para emprender la huida. Los detenidos, J.C.S, de 23 años; F.C.S, de 19 años; y I.G.D, de 32 años, todos de nacionalidad española, se encuentran a disposición de la autoridad judicial, según ha informado el Instituto Armado.

El operativo comenzó después de que la Central de la Guardia Civil (062) recibiera una llamada que alertaba sobre la presencia de varios desconocidos en las instalaciones. Una vez en la zona, las patrullas desplazadas, que media hora antes habían realizado labores de vigilancia en la planta “al ser un espacio castigado por los robos durante el último año, comprobaron que, mientras la puerta de acceso principal permanecía cerrada con candado, la puerta supletoria se encontraba forzada.

Los agentes sorprendieron en el interior del recinto a dos varones que manipulaban las bombonas de butano, quienes, al percatarse de la presencia policial, emprendieron la huida mediante el salto de la valla perimetral. Tras alcanzarlos y reducirlos -ambos mostraron resistencia-, la Guardia Civil procedió a la detención de los dos individuos por un presunto delito de robo con fuerza.

Al mismo tiempo, otra patrulla desplazada al lugar localizó e identificó a una tercera persona en el interior de un vehículo. Él mismo reconoció que esperaba a los otros dos varones,  por lo que también fue arrestado, en este caso, como cómplice y colaborador”. El coche, según las comprobaciones hechas por los agentes, ya había estado implicado en otras sustracciones de bombonas en las localidades de Valverde del Camino y Zalamea la Real, así como en el robo de naranjas en una finca de El Campillo.

Enésimo triunfo socialista en El Campillo

El PSOE recibe el apoyo de 614 salvocheanos en las Elecciones Autonómicas, el 59,44 por ciento de los votos · El PP, con 139 papeletas, sufre una caída de 9,07 puntos con respecto a la cita de 2012

EL CAMPILLO. La historia se repite. El Campillo, con una participación del 58,19 por ciento, se tiñe del rojo del PSOE por enésima vez. El partido del puño y la rosa ha recibido el apoyo de 614 campilleros en las Elecciones Autonómicas del pasado 22 de marzo, lo que equivale al 59,44 por ciento de los votos contabilizados. Un respaldo ligeramente superior al cosechado en los comicios andaluces de 2012 (cuando con 692 papeletas aglutinó al 58,84 por ciento del electorado que no faltó a la cita con las urnas) que contrasta con la caída experimentada por el PP, que en tres años ha pasado de 265 (el 22,53 por ciento) a 139 votos (el 13,46 por ciento), lo que equivale a una caía de 9,07 puntos (de 13,59 si se toman como referencia las Generales del 20 de noviembre de 2011, cuando la formación de la gaviota obtuvo el aval de 347 ciudadanos frente a los 711 –el 55,42 por ciento– que manifestaron su confianza en los socialistas).

La diferencia ha estado en la irrupción del emergente Podemos, que, con 132 votos (el 12,78 por ciento), se erige en la tercera fuerza política en el núcleo salvocheano (multiplica por 4,7 los 28 recibidos en las Europeas de 2014). Algo que se traduce, al igual que en el conjunto de Andalucía, en una caída de IU, que naufraga desde las 107 papeletas de 2012 hasta las 46 de ahora para representar apenas a un 4,45 por ciento del electorado. Hasta la quinta posición desciende el PA, que, con cuatro ediles, ostenta la Alcaldía del municipio minero con el sustento de los dos concejales del PP frente a los cinco del PSOE. Las 40 papeletas que portaron su sigla el 22-M (el 3,87 por ciento) distan de las 91 cosechadas hace tres años. Ciudadanos, por su parte, logra pescar 24 votos en la plaza campillera, donde el escrutinio se completó con siete votos a UPyD y PACMA, cuatro a Cámbialo y uno al PCPE, a FE de las JONS, VOX y Recortes Cero Huelva (más 22 nulos y 16 en blanco).

La Cuenca Minera, también se mantiene socialista

El escenario dibujado en el resto de la Cuenca Minera de Río Tinto es casi simétrico al dejado por la cita con las urnas en El Campillo. El PSOE ha ganado las elecciones andaluzas en los siete municipios de la comarca para aportar un cómputo global de 4.161 votos, el 50,53 por ciento, a la ratificación de la presidenta Susana Díaz. Enfrente se sitúan un PP en descenso que ha recibido el respaldo de 1.219 personas, el 14,80 por ciento; y un Podemos ascendente, con 1.200 papeletas, el 14,57 por ciento. IU, por su parte, que se queda sin representación onubense en la Cámara autonómica, baja, con 884 votos, hasta el 10,74 por ciento y el PA se ve relegado a la sexta posición con 102 apoyos (un circunstancial 1,24 por ciento) frente a Ciudadanos (241 votos, el 3,05 por ciento).

 

Elecciones Autonómicas 22-M en la Cuenca Minera de Río Tinto

 

 

PSOE

PP

PODEMOS

IU

C’s

PA

Otros

Blanco/Nulo

Berrocal

95

70

22

25

6

1

1

1/9

El Campillo

614

139

132

46

24

40

22

16/22

Campofrío

230

38

48

31

16

8

3

4/6

La Granada

76

30

8

19

6

1

1

1/0

Minas de Riotinto

933

393

331

164

68

0

47

32/58

Nerva

1.366

292

450

251

85

47

40

23/58

Zalamea la Real

847

257

209

348

46

5

29

13/31

Total

4.161

1.219

1.200

884

251

102

143

90/184

Porcentaje

50,53

14,80

14,57

10,74

3,05

1,24

1,74

1,09/2,24

Adrián Pérez, maestro de los recortes

Adrián Pérez, maestro de los recortes

El joven campillero reedita su victoria en el Concurso Costa de Azahar en el coso Pérez Galdós de Castellón de la Plana

EL CAMPILLO. Sin más armas que su propio cuerpo, su agilidad y su arrojo. Así se enfrenta Adrián Pérez al toro. Sin espada ni muleta. De igual a igual. Y sin voluntad alguna de matarlo. Nobleza en estado puro. Y gana. El joven campillero ha vuelto a imponerse. Ha levantado el trofeo del certamen de recortes Costa de Azahar sobre la arena del coso Pérez Galdós de Castellón de la Plana como ya hiciera el pasado curso en el Concurso de Magdalena. Con maestría, a cuerpo limpio. Abrigado por un ambiente espectacular en los tendidos. Bajo la admiración del público.

El resultado no se conocía hasta casi las 15.00 horas, por la resistencia a entrar en chiqueros del toro de la final. Pero estaba escrito. Sería Adrián Pérez, salvocheano afincado en Borriol, el que escribiría su nombre con letras de oro en el palmarés del concurso, por delante de dos grandes competidores, Joaquín Gadea, segundo, y Juanmi López, tercero, ambos de Vall d´Uixó. Cuarto fue Bruno Monferrer, de Teruel, y quinto, Cristian Blanco, también de Vall d´Uixó. Fue una fiesta de quiebros, de rodillas, de espaldas. Bravura, por ambas partes, en animal y recortador. Sin sangre.