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Pablo Pineda

La Junta quiere restringir a la mitad la entrada de residuos peligrosos a Nerva

Medio Ambiente ultima un plan para limitar el vertido de desechos tóxicos procedentes de otras comunidades autónomas y de otros países, que representan el 42% de los residuos que son enterrados sin tratamiento

NERVA. La Junta de Andalucía quiere limitar el volumen de residuos tóxicos y peligrosos que cada año llega desde otras comunidades autónomas y otros países al vertedero de Nerva. En un plan que, previsiblemente, aprobará el Consejo de Gobierno en las próximas semanas, la Consejería de Medio Ambiente modifica el tope de este tipo de desechos que las empresas pueden trasladar hacia estas instalaciones gestionadas por Befesa, filial de Abengoa.

La admisión de residuos peligrosos procedentes de fuera de Andalucía está restringida en 27.268 toneladas, cifra que se estableció en un primer plan (2002-2010) al tomar como referencia el 20 por ciento de la media gestionada por la planta entre 2002 y 2004. Ahora, en este nuevo documento que se refrenda con el horizonte de 2020, la Junta dejará el límite en 13.300 toneladas. Este máximo representa el 50 por ciento de la media de depósitos totales (los generados en la comunidad y los de fuera) recibidos entre 2005 y 2010, según ha computado la Administración autonómica. De esta manera, se establece un nuevo objetivo con la intención de disminuir los residuos que se eliminan de un modo directo en el vertedero sin ningún tratamiento, los llamados D5.

En Nerva se arrojaron el año pasado 16.623 toneladas, de las que 6.908, el 42 por ciento, procedieron de fuera de Andalucía. Esta cantidad, al igual que la de 2009 (6.615), es inferior a la frontera que se asignará, pero en 2008 se vertieron 24.411 toneladas de residuos no generados en la comunidad; en 2007, 22.252; y en 2006, 19.281. La crisis económica influyó en la menor llegada de residuos peligrosos. No obstante, el Gobierno autonómico quiere imponer un límite a los residuos externos justo cuando la línea que traza la Unión Europea es la contraria: que en cualquier planta puedan depositarse residuos peligrosos independientemente de donde se generen.

Andalucía es casi autosuficiente en el tratamiento de todo tipo de residuos. Sólo un 10 por ciento de lo que genera lo destina a otras comunidades o países para su tratamiento. Sin embargo, hay productos que no pueden ser procesados para su reciclaje o puesta en valor. Para ello se acondicionaron cementerios como el de Nerva, abierto en 1998. Otro almacén andaluz está en Jerez, pero su capacidad para eliminar residuos peligrosos es muy inferior (tiene un límite de 275 toneladas).

En las pasadas navidades, la instalación de Nerva volvió a ser un foco de polémica por la entrada de camiones con residuos procedentes de Italia, presumiblemente, aunque no se confirmó, tras una guerra de la basura en Nápoles. Greenpeace denunció la entrada de hasta 25.000 toneladas. Fuentes de la Consejería de Medio Ambiente desvinculan la restricción de este plan de esos acontecimientos y recuerdan las limitaciones anteriormente impuestas.

Las mismas fuentes subrayan que este proceso de eliminación sin tratamiento tiende a la baja, ya que la mayoría de los residuos peligrosos son valorizados. Como ejemplo, en 2002 se vertieron 194.052 toneladas en Nerva por las 16.623 de residuos sin tratamiento de 2010. Otras 189.000 toneladas se vertieron en Nerva, pero fueron residuos inertizados, los llamados D9, que pasan por un proceso físico-químico para neutralizar su toxicidad. Medio Ambiente considera que este descenso responde al impacto de los impuestos verdes aprobados en 2005, donde se gravaron estos vertidos, que ha aumentado la concienciación de las empresas. En 2010 la Junta sólo recaudó 381.917 euros por este impuesto.

Gran Bretaña (Gibraltar), Portugal e Italia son los países de los que procedieron más residuos peligrosos a las plantas de tratamiento andaluzas; en total, 58.060 toneladas en 2009. Otras 180.381 llegaron de otras comunidades. Y otras 80.424, a través de buques y en barcos. Los residuos que arribaron fueron polvos de gases derivados de actividades de siderurgia y acería, tierras contaminadas y lodos de procesos de depuración de aguas residuales industriales, así como de aceites y disolventes.

El tratamiento de residuos no está declarado de utilidad pública, por lo que son operadores privados quienes se ocupan de la gestión. Por ello, la pretensión de la Junta con este plan consiste en crear un marco para, primero, prevenir que se generen este tipo de residuos; y, segundo, optimizar su gestión con el impulso de su valorización energética o el reciclaje de esos materiales. La previsión presupuestaria del plan es de 3,6 millones en 2012 y 2013 y una previsión de 10,2 millones de euros a partir de 2013 y hasta 2020, si se aprueban nuevos fondos europeos, para la generación de 317 empleos.

Befesa desconoce el plan de la Junta para restringir la entrada de residuos

El titular de Medio Ambiente dice que el Consejo de Gobierno estudiará próximamente un plan de desechos tóxicos · Díaz Trillo califica ahora de "muy liberal" la normativa de la Unión Europea

El anunciado plan de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía que tiene por objetivo limitar a la mitad (13.300 toneladas al año) la entrada de residuos tóxicos y peligrosos al vertedero de Nerva ha sorprendido tanto a la empresa gestora de la planta, Befesa, como a las asociaciones locales y ecologistas. La propietaria del centro de Zarandas aún no tiene sobre la mesa el proyecto de la Administración autonómica y Ecologistas en Acción, sencillamente, “no confía en la palabra del consejero Díaz Trillo porque en lo que respecta al vertedero han sido mentiras tras mentiras”, según aseguró el portavoz de esta agrupación en la Comisión de Seguimiento de la instalación, Juan Romero. Sin embargo, para el alcalde de Nerva, Domingo Domínguez (PSOE), la Junta va por buen camino, porque coincide con las reclamaciones del Ayuntamiento, y califica el nuevo planeamiento andaluz como “positivo”.

La iniciativa se llevará al Consejo de Gobierno antes de que acabe enero. Por lo menos, ésa es la intención anunciada por el departamento de Díaz Trillo, que insiste en que así se recoge en el Plan de Prevención de Gestión de Residuos Peligrosos de Andalucía con el horizonte de 2020. Ese texto supone la actualización de un primer plan regional, válido entre 2002 y 2010, en el que en el caso del vertedero nervense se restringía la entrada anual de residuos a 27.268 toneladas. Ahora, para llevar a cabo esta reducción, la Junta de Andalucía ha tomado como referencia el 50 por ciento de la media de los residuos que estas instalaciones ubicadas en la Cuenca Minera han recibido entre 2002 y 2004, tanto los procedentes de la comunidad andaluza como los de fuera de nuestras fronteras, especialmente los llegados desde países como Portugal e Italia.

El consejero andaluz de Medio Ambiente criticó desde Córdoba la normativa europea sobre residuos peligrosos, a la que tildó de “demasiado liberal”, y apostó por que cada región y país gestione sus desechos tóxicos “lo más cerca posible del lugar en el que se generan”. Se trata ahora de estudiar un plan de residuos peligrosos que contempla, “de manera equilibrada”, una serie de topes para que los vertidos “sean los que adecuadamente se puedan gestionar en Andalucía”. Díaz Trillo recalcó que la región “intenta trasladar el mensaje a otras comunidades y a otros países para que cumplan así con la normativa”.

Pero, de esta manera, el responsable de Medio Ambiente toma el camino opuesto al que su departamento ha llevado hasta ahora y que llegó a su cénit con la polémica autorización dada por el Gobierno andaluz al traslado de hasta 80.000 toneladas de residuos tóxicos y peligrosos procedentes de una zona industrial de Milán, actualmente en reconversión, hasta Nerva. Ello, sin olvidar que las intenciones de la Junta chocan con la normativa europea actual, que permite el traslado reglado de residuos entre los países europeos y el consiguiente tratamiento por empresas autorizadas. De hecho, ha sido la misma Consejería de Medio Ambiente la que, en más de una ocasión, ha tirado del abecedario legal comunitario para justificar, por ejemplo, los permisos de traslado de residuos desde Italia al puerto de Sevilla y luego, por carretera, hasta el vertedero de Nerva.

Han sido estas últimas autorizaciones de entradas de residuos italianos las que provocaron las protestas vecinales, de Ecologistas en Acción e, incluso, de la organización Greenpeace. Esta última entidad llevó el tema a la Fiscalía de Milán de la misma forma que Izquierda Unida denunció la situación del vertedero de Nerva y las instalaciones de Palos de la Frontera ante la Fiscalía de Medio Ambiente de Huelva tras conocer las actas de inspección e infracción redactadas por el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. La polémica ha sido llevada a la Unión Europea por Greenpeace, que ha llegado a personarse en la instalación para denunciar su situación.

El alcalde dice que tener el vertedero “no compensa”

Un cambio normativo rebajó los 1,2 millones de euros cobrados como canon en 2002 a 380.000 euros en 2011

El alcalde de Nerva, el socialista Domingo Domínguez, aplaudió el plan anunciado por la Junta de Andalucía para aminorar la carga de residuos industriales que llegan desde fuera de Andalucía hasta el vertedero. A su juicio, el plan, confirmado por el consejero de Medio Ambiente, el onubense José Juan Díaz Trillo, “viene a recoger las reivindicaciones y peticiones que ha realizado el Ayuntamiento nervense en las distintas reuniones mantenidas”. Sin embargo, las buenas palabras que tuvo el regidor minero con la Administración autonómica se volvieron lanzas contra la gestora de la planta, Befesa. Según Domínguez, “la empresa no se toma en serio su implicación con Nerva” y añadió que “si sigue así (Befesa) tiene los días contados en nuestro término municipal”.

El alcalde dijo que el Ayuntamiento mantiene su negativa a la ampliación del vertedero solicitada por la filial de Abengoa y que ha acabado en los tribunales al entender que “está fuera del proyecto original que dio pie a la declaración de interés social”. Bajo la óptica del regidor, “Befesa sigue sin entender lo que Nerva quiere. Y ahora mismo, el pueblo rechaza esa instalación que tantos quebraderos de cabeza y mala imagen ha dado a la ciudad”. Las instalaciones de Nerva ocupan unas 140 hectáreas, de las que 60 son las que están en explotación.

Las relaciones entre el Consistorio nervense y Befesa, de hecho, no pasan por su mejor momento. En los primeros años de funcionamiento del vertedero de residuos tóxicos y peligrosos de Zarandas, el movimiento y tratamiento de desechos industriales reportaba, en concepto de canon y tasas, hasta 1,2 millones de euros al Ayuntamiento, una cantidad que ha menguado hasta los 380.000 euros al cierre del ejercicio 2011. “Por tanto, no compensa tener en nuestro pueblo un vertedero”, subraya Domingo Domínguez, que agrega que la empresa “debe mostrar mucha más cintura y, además de cumplir escrupulosamente la normativa medioambiental, faltaría más, debe implicarse en el tejido asociativo y también laboral de nuestra localidad”. A pesar del recorte de beneficios y pago de tasas para las arcas públicas locales, el alcalde reconoció que Befesa paga religiosamente sus obligaciones municipales.

El dirigente socialista subrayó que “Nerva está harta de salir en las noticias sólo por cuestiones relacionadas con el vertedero” e invitó a Befesa a “cumplir sus promesas y convertirse en el motor socioeconómico para la población como prometió en su día. Esta empresa debe convertirse en sostén económico o no nos interesa su presencia. Y en estos momentos está haciendo esfuerzos para lo contrario, para que llegue el día marcado en el almanaque que marca su fin de ciclo”, apostilló.

Huelva Información

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